Page 36 - Sencillamente Aquiles
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MI MADRE EN UN PUEBLITO
DE RECUERDOS
Mi madre vive en un pueblito de recuerdos; yo algunos
domingos me subo en el elefante del libro Mantilla para
ir a visitarla.
Allí vive mi madre entre las cuentas de colores que
con los años se le han ido cayendo como hermosas gotas
de sangre de su corazón.
Allí está ella pensativa, allí está ella muy joven y ele-
gantemente triste, a tono su tristeza con la melancolía de
la hora en que atardece en su pueblito de recuerdos.
Yo que amé siempre la tarde, pienso que a la enve-
jecida luz de esa hora mi madre es el alma misma de la
tarde; y cuando en esa actitud la he encontrado, me vuelvo
de puntillas y llego a casa contando que en el pueblito de
recuerdos donde vive mi madre, la tarde permaneció hoy
largo rato con la mano en la mejilla.
Allí, como entre vestigios de jardín, vive mi madre
entre sus últimos ovillos de sedalina, entre los irisados
témpanos de cristal de la lámpara que nunca se compuso,
junto a la cruz de palma bendita, que en otros años po-
níamos en el patio dentro de un plato de agua cuando
había tormenta.
Hay algo allí de primavera archivada, serán las flores
secas que también hay, o bien aquella mota que aunque ya
sin polvera conserva su ampulosidad de bailarina que ha
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