Page 370 - Sencillamente Aquiles
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LAS MUÑOZ MARÍN SALEN
DE COMPRAS
En Sears una señora andaba como una hormiga loca sin
resolverse por nada, cuando se topó con otra señora que
también andaba como una hormiga loca.
—Guás, niña, óuh, ¿tú por aquí? Yo te hacía en la vieja.
—¿Cuál vieja?
—La Vieja Uropas.
—Pues no. A última hora resolvimos dejar el viaje para
el año retropróximo venidero. ¿Y tús, qué haces por aquís?
—Ay niña, loca buscando un fulano papel tualé de
Navidad que no se consigue. ¡No sé cómo van a hacer
pupú esos niños este año!… ¿Y esos discos que llevas ahí,
qué son?
—Música plástica. Tú sabes que a Freddicito le ha
dado por la música plástica desde que vio el Valle Ruso en
Nueva York. Aquí le llevo la Sífilis de Chaplín, La Hipo-
tética de Charcosqui, y una sinfonía de Schubert que me
dieron más barata porque le falta un disco.
—¿Y eso fue todo lo que compraste? ¿Por qué no com-
praste la novela de Beethoven el Divino Sórdido?
—Ya la tenemos. Freddicito la compró en Nueva York
tocada por la orquesta de Arturo Brinquinini.
—También tenemos El Mascanueces, El Lago de los
Chismes, El Manubrio Azul y una ópera que se llama
Tristán y la Sorda de la Warner Bras.
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