Page 364 - Sencillamente Aquiles
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sencillamente aquiles


            ella: Y entonces, ¿por qué no hablas conmigo?
            él: Porque no tengo ganas de hablar.

            ella: Claro, ¡qué va a tener un genio que hablar con una
                burra como yo! Yo no penetraría la profundidad de tus
                sentencias…

            él: Mi amor, déjate de ridiculeces. No hablo porque ver-
                daderamente no se me ocurre nada.
            ella: Antes de casarnos siempre se te ocurrían cosas; pero
                ahora las ocurrencias son para otros… Y quién sabe si
                para otras…
            él (Con furia): Pero bueno, chica, ¿vas a seguir con esa
                lata por la calle?… Caramba, ten un poquito de con-
                sideración.
            ella: Perdóname, mi vida; pero es que tengo la sensación
                de que yo soy un estorbo para ti y tú no te atreves a
                decírmelo. Dímelo francamente: ¿yo soy un estorbo
                para ti?
            él: ¡Qué estorbo vas a ser! Yo te quiero demasiado para
                considerarte un estorbo.

            ella: Eso me lo dices por lástima, pero yo sé que te estorbo.
            él: Que no, mi vida… ¡Te juro que no me estorbas!

            ella: Sí te estorbo. Eso puede verlo cualquiera. Yo misma
                lo comprendo, y si tú fueras sincero conmigo me lo di-
                rías. Lo que pasa es que ya tú no me dices la verdad.

            él (Condescendiente): Bueno, hija; sea como tú quieras: sí
                me estorbas.




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