Page 362 - Sencillamente Aquiles
P. 362
sencillamente aquiles
la conversación.) Y luego vas a acostarte a mi lado,
y me paso toda la noche respirando ese terrible olor
a cobre de cornetín que te deja el tabaco. Mira cómo
está ese cuarto de humo. Parece que estamos en pleno
Londres. ¡Fo, Dios mío!
él (Con sorpresivo estallido de cohete): ¡Pero bueno, chica, cá-
llate! ¡Qué fastidio! ¡Déjame trabajar!… Pareces una
pistola de repetición.
ella (Lloriqueando): Yo te lo digo porque es domingo y tú
me ofreciste salir conmigo.
él (Conmovido): Sí es verdad, mi amor. (Se levanta) Arré-
glate, pues, y vamos a salir.
ella (Reaccionando): ¿Salir a esta hora?… Ay chico, mejor
es que termines tu trabajo. Yo no quiero salir… Está
haciendo mucho frío.
él: ¡Ah, bueno! Entonces voy a salir yo solo. De todos modos
tenía pensado dar una vueltecita antes de acostarme.
ella: Sí, naturalmente. Eso era lo que tú querías. Apro-
vechas la oportunidad por lo que te dije para irte solo
y dejarme aquí como una perra. Yo no te lo dije sino
para probarte. Uuh, uuh, buuuhh.
él: Pero mi amor, no llores. Fuiste tú misma quien dijo que
no tenías ganas de salir; pero si quieres salir, vístete
y salgamos.
ella: No, no. Ahora no. Basta que tú expreses el deseo
de irte solo para que yo no vaya. No quiero estorbarte
tus planes.
él: Pero si yo no dije lo de irme solo porque no tenga
gusto en salir contigo, sino como tú no querías…
362