Page 342 - Sencillamente Aquiles
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sencillamente aquiles


                ponte un momento de hinojos
                y acuérdate de tu madre.
                (Aplausos de los invitados y grandes risas en la barra. Se
            restablece el ambiente festivo y la acción pasa al corredor.)
            señorita: Mira, mamaíta, hazme el favor de sacar a Ber-
                nardo de la sala. No está ahí sino metiéndoles zanca-
                dillas a todos los que están bailando.
            señora: ¡Ay, Dios mío, ese muchacho del carrizo va a
                acabar con mi vida! (Llamando): Bernardo, mijito,
                salga de la sala. Venga a recogé más pepas de durazno
                pa´ que les saque lo de adentro, venga.
            carlotica: ¡Ay, señor Narciso! Usted va a perdonar que
                estamos escasos de platos, pero puede echar las pepas
                en la mata de palma con toda confianza, ¿sabe?
            el hombre de la casa: Mamaíta, ¿dónde está el tira-
                buzón pa´ destapá la ponche crema?

            señora: No hombre, ¡qué tirabuzón, niño!… Eso se pone
                una almohada contra la pared y se le va dando así con
                el fondo de la botella, pum, pum, pum, hasta que el
                corcho coge viento y sale.

            el hombre de la casa: Pero es que no hay almohada,
                sino el cojín de la sala que tú dices que es de Perucho…

            señora: De Perucho no, niño, de peluche. Mira, entre los
                corotos que se pasaron pal baño hay una almohada. Có-
                gela. ¡Pero cuidado si la ensucias de ponche crema! Mira
                que esa es la mía y después me comen las hormigas.







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