Page 148 - Sencillamente Aquiles
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sencillamente aquiles




                Ahora que es diciembre, tiempo de la ternura,
                tú que estás al servicio del buen San Nicolás,
                 ejercitas tus manos en la magistratura
                de colorear los sueños, de novias y mamás.


                De dar a las más simples y más vulgares cosas
                aquel mágico toque de cinta y de papel,
                que las compensa un poco de no ser tan valiosas
                como las que empeñara por Colón, Isabel.


                Las cosas que mañana se mostrará la gente
                —iluminado el rostro con luz de Navidad—
                sin que a nadie, muchacha, le pase por la mente
                que te debe un poquito de su felicidad.


                ¡Oh!, muchacha de tienda, deliciosa criatura,
                musa de los juguetes, madrina del bazar,
                ¡ponte un lazo de cinta roja por la cintura
                y envuélvete en un sueño, que te voy a llevar!























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