Page 22 - ¿Por qué soy chavista?
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                           realidad  que  hacía  estragos  fuera  de  esos  muros.
                           Millones  de  niños  no  iban  a  la  escuela,  por  poner  un

                           ejemplo  de  ese  desastre  (¿no  te  parece  un  ejemplo
                           suficientemente  contundente?),  pero  adentro  del  club
                           los servicios funcionaban excelentemente. La miseria, la

                           ignorancia, la desesperación, el abandono, se extendían
                           fuera de los límites del club, pero adentro ese sector de

                           la clase media, enceguecido o desentendido, disfrutaba
                           de un tonto paraíso privado. ¡Tamaña necedad! Pues un
                           ambiente y el otro, ambos parajes de un único sistema

                           social,  no  estaban  desconectados,  sino  que  se
                           relacionaban fuertemente entre sí. La fácil riqueza de un

                           lado, tenía que ver con la pobreza del otro. La supuesta
                           civilización  de  los  que  manejaban  el  poder,  la
                           información  y  los  recursos,  tenía  que  ver  con  la

                           calamidad  de  la  mayoría.  Dos  países  coincidían  en  el
                           tiempo  y  en  el  espacio,  pero  uno  no  quería  saber  del

                           otro, prescindía anímicamente de él y hacía como si no
                           existiese.


                                   Pero el peso de la realidad termina por desbaratar

                           al cabo cualquier ilusión mal cimentada.

                                   Y entonces sucedió lo que hubiera sido previsible

                           para  cualquier  observador  inteligente:  llegó  Chávez  y
                           llegó  la  gente  de  Chávez.  Llegaron  aquellos  entre  los

                           cuales me cuento. Y te lo digo: si no hubiera sido Hugo
                           Chávez, hubiera sido otro. Alguien tenía que llegar que
                           desbaratase           tanta        hipocresía,          malignidad            y

                           ensimismamiento perverso. De modo que llegó.


                                   ¿Y  qué  fue  lo  primero  que  hizo?  Enfocar  los
                           reflecto-  res  hacia  todos  los  rincones  que  eran

                           mantenidos  en  la  oscuridad,  para  revelar  las  lacras
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