Page 109 - Perforación mediática
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No sería la última cena entre quien fungía de “maestro”
superstar y su camada echada en la alfombrita. Empleando la
“metáfora” canina de Kuczynski, lo que hizo el jefe blanco fue
pasarle revista al tapiz donde retozan los perritos que no causan
problemas. No me gusta tan indigna imagen perruna, pero su
copyright le pertenece en su totalidad al actual jefe de Estado de
Perú, quien debería releer La ciudad y los perros, la novela de su
mellizo ideológico, Mario Vargas Llosa.
La certera descripción bíblica de Maduro remite a una trai-
ción, solo que en la cena de Trump no había uno sino muchos
Judas. Los comensales, ampliados, se hacen llamar el Grupo de
Lima. Son doce, como los apóstoles de las Escrituras, para mayor
analogía. Babean cuando su “guía” anuncia su apocalipsis perso-
nal contra el mundo. Alcanzan el paroxismo si el blanco de ese
supremacismo es la República Bolivariana de Venezuela.
Cuando EEUU no puede tutelar personalmente a sus ca-
chorros, les pone una institutriz, en este caso Canadá, subimperio
metiche por delegación temporal de Washington. No fue invitada
a la cena de Judas, pero está acostumbrada a esos desaires. Para
congraciarse con su emperador, se apresuró a dictar sanciones
contra Venezuela. Esta acción le ganó su pase para la próxima
cena con el jefe de los Iscariote.
Judas, esta vez, no está solo. Venezuela menos.
VENEZUELA FRENTE AL HURACÁN TRUMP
Cuando el huracán María devastaba Dominica, el presidente de
los Estados Unidos eructaba amenazas en las Naciones Unidas
contra Venezuela. Era la primera vez que un jefe de Estado utili-
zaba el podio de la mayor organización multilateral del planeta,
para anunciar su apocalipsis particular contra el mundo y voci-
ferar que estaba listo para aplicar más sanciones a una pequeña
y soberana nación de América del Sur: Venezuela.
109 Earle Herrera