Page 450 - La escena contemporánea y otros escritos
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La escena contemporánea y otros escritos
explican líderes reformistas como el belga Vandervelde, por la necesidad
de defender en el gobierno, contra la prepotencia del capitalismo, los
intereses de la clase trabajadora, y por la cuantía y responsabilidad de la
representación parlamentaria socialista. Incidentes como el de la exclu-
sión del gobierno del socialdemócrata Hilferding, Ministro de Finanzas, a
consecuencia de su conflicto con Schacht, dictador del Reichbank y fidu-
ciario de la gran burguesía financiera, bastan, por otra parte, para recordar
a los socialistas alemanes el poder real de los intereses capitalistas en el
gobierno y las condiciones prácticas de la colaboración social-demócrata.
Lo que categoriza y clasifica al Estado alemán es el grado en que
realiza la democracia burguesa. La evolución política de Alemania no se
mide por los vagos propósitos de nacionalización de la economía de la
Carta de Weimar, sino por la efectividad conseguida por las instituciones
demo-burguesas: sufragio universal, parlamentarismo, derecho de todos
los partidos a la existencia legal y a la propaganda de su doctrina, etc.
El retroceso de México, en el período siguiente a la muerte de
Obregón, la marcha a la derecha del régimen de Portes Gil y Ortiz Rubio,
se aprecian, igualmente, por la suspensión de los derechos democráticos
reconocidos antes a los elementos de extrema izquierda. Persiguiendo
a los militantes de la Confederación Sindical Unitaria Mexicana, al
Partido Comunista, al Socorro Obrero, a la Liga Anti-Imperialista, por su
crítica de las abdicaciones ante el imperialismo y por su propaganda del
programa proletario, el gobierno mexicano reniega la verdadera misión
de la Revolución Mexicana: la sustitución del régimen porfirista despó-
tico y semi-feudal por un régimen democrático burgués.
El Estado regulador, el Estado intermedio, definido como órgano de
la transición del capitalismo al socialismo, aparece concretamente como
una regresión. No sólo no es capaz de garantizar a la organización polí-
tica y económica del proletariado las garantías de la legalidad demo-
burguesa, sino que asume la función de atacarla y destruirla, apenas se
siente molestado por sus más elementales manifestaciones. Se proclama
depositario absoluto e infalible de los ideales de la Revolución. Es un
Estado de mentalidad patriarcal que, sin profesar el, socialismo, se opone
a que el proletariado —esto es la clase a la que históricamente incumbe
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