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Mariátegui: política revolucionaria. Contribución a la crítica socialista
je ne peux pas. 177 El partido se escisionó. Frossard, Lafont, Meric, Paul
Louis y otros elementos dirigentes constituyeron un grupo autónomo
qué, después de una accidentada y lánguida vida, ha terminado por ser
casi íntegramente reabsorbido por el Partido Socialista.
Estas amputaciones no han debilitado al partido en sus raíces. Las
elecciones de mano fueron una prueba de que, por el contrario, las bases
populares del comunismo se habían ensanchado. La lista comunista
alcanzó novecientos mil votos. Estos novecientos mil votos no enviaron,
a la Cámara sino veintiséis militantes del comunismo, porque tuvieron
que enfrentarse solos a los votos combinados de dos alianzas electorales;
el Bloque Nacional y el Cartel de Izquierdas. El partido ha perdido, en
sus sucesivas depuraciones, algunas figuras; pero ha ganado en homo-
geneidad. Su bolcheviquización parece conseguida.
Pero nada de esto anuncia aún en Francia uña inmediata e inminente:
revolución comunista. El argumentó del “peligro comunista”, es, en parte,
un argumento de uso externo. Una revolución no puede ser predicha a
plazo fijo. Sobre todo, una revolución no es un golpe de mano. Es una obra
multitudinaria. Es una obra de la historia. Los comunistas lo saben bien. Su
teoría y su praxis se han formado en la escuela y en la experiencia del mate-
rialismo histórico. No es probable por ende, que se alimenten de ilusiones.
El partido, comunista francés no prepara ningún apresurado y nove-
lesco; asalto del poder. Trabaja por atraer a su programa a las masas de
obreros y campesinos. Derrama los gérmenes de su propaganda de la
pequeña burguesía. Emplea, en esta labor, legiones de misioneros. Los
doscientos mil ejemplares diarios de L’Humanité difunden en toda
Francia sus palabras de orden. Marcel Cachin, Jacques Doriot, Jean
Renaud, André Berthon, Paul Vaillant Couturier y André Marty, el marino
rebelde del Mar Negro, son sus líderes parlamentarios.
Una rectificación. O, para decirlo en francés une mise au point. 178 En
el vocabulario comunista, el término parlamentario no tiene su acepción
clásica. Los parlamentarios comunistas no parlamentan. El Parlamento
es para ellos únicamente una tribuna de agitación y de crítica.
177 Yo no puedo.
178 Advertencia o llamada.
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