Page 187 - La escena contemporánea y otros escritos
P. 187
Mariátegui: política revolucionaria. Contribución a la crítica socialista
quiso que Rusia opusiera al militarismo alemán una actitud tolstoyana:
que rechazase la paz que se le imponía y que se cruzase de brazos, inde-
fensa, ante el adversario. Lenin, con mayor sentido político, prefirió la capi-
tulación. Trasladado al Comisariato de Guerra, Trotsky recibió el encargo
de organizar el ejército rojo. En esta obra mostró Trotsky su capacidad de
organizador y de realizador. El ejército ruso estaba disuelto. La caída del
zarismo, el proceso de la revolución, la liquidación de la guerra, produ-
jeron su aniquilamiento. Los Soviets carecían de elementos para recons-
tituirlo. Apenas si quedaban, dispersos, algunos materiales bélicos. Los
jefes y oficiales monarquistas, a causa de su evidente humor reaccionario,
no podían ser utilizados. Momentáneamente, Trotsky trató de servirse del
auxilio técnico de las misiones militares aliadas, explotando el interés de la
Entente de recuperar la ayuda de Rusia contra Alemania. Mas las misiones
aliadas deseaban, ante todo, la caída de los bolcheviques. Si fingían pactar
con ellos era para socavarlos mejor. En las misiones aliadas Trotsky no
encontró sino un colaborador leal: el capitán Jacques Sadoul, 147 miembro de
la embajada francesa, que acabó adhiriéndose a la Revolución, seducido por
su ideario y por sus hombres. Los Soviets, finalmente, tuvieron que echar
de Rusia a los diplomáticos y militares de la Entente. Y, dominando todas las
dificultades, Trotsky llegó a crear un poderoso ejército que defendió victo-
riosamente a la Revolución de los ataques de todos sus enemigos externos
e internos. El núcleo inicial de este ejército fueron doscientos mil volun-
tarios de la vanguardia y de la juventud comunista. Pero, en el período de
mayor riesgo para los Soviets, Trotsky comandó un ejército de más de cinco
millones de soldados.
Y, como su ex-generalísimo, el ejército rojo es un caso nuevo en la
historia militar del mundo. Es un ejército que siente su papel de ejército
revolucionario y que no olvida que su fin es la defensa de la revolución. De
su ánimo está excluido, por ende, todo sentimiento específica y marcial-
mente imperialista. Su disciplina, su organización y su estructura son
revolucionarias. Acaso, mientras el generalísimo escribía un artículo sobre
Romain Rolland, los soldados evocaban a Tolstoy o leían a Kropotkin.
147 Ver el artículo de J. C. Mariátegui, sobre el caso de Jacques Sadoul.
186
BM_Laescenacontemporaneayotros escritos_TomoI.indd 186 08/10/10 17:48