Page 186 - La escena contemporánea y otros escritos
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La escena contemporánea y otros escritos


               organización y los métodos capitalistas. Si en la época capitalista prevale-
               cieron ambiciones e intereses materiales, la época proletaria, sus modali-
               dades y sus instituciones se inspirarán en intereses e ideales éticos.
                  La  dialéctica  de Trotsky  nos  conduce  a  una  previsión  optimista  del
               porvenir del Occidente y de la Humanidad. Spengler anuncia la decadencia
               total de Occidente. El socialismo, según su teoría, no es sino una etapa de la
               trayectoria de una civilización. Trotsky constata únicamente la crisis de la
               cultura burguesa, el tramontó de la sociedad capitalista. Esta cultura, esta
               sociedad, envejecidas, hastiadas, desaparecen; una nueva cultura, una nueva
               sociedad emergen de su entraña. La ascensión de una nueva clase dominante,
               mucho más extensa en sus raíces, más vital en su contenido que la anterior,
               renovará y alimentará las energías mentales y morales de la humanidad.
               El progreso de la humanidad aparecerá entonces dividido en las siguientes
               etapas principales: antigüedad (régimen esclavista); edad media (régimen
               de servidumbre); capitalismo (régimen del salario); socialismo (régimen de
               igualdad social). Los veinte, los treinta, los cincuenta años que durará la revo-
               lución proletaria, dice Trotsky, marcarán una época de transición.
                  ¿El hombre que tan sutil y tan hondamente teoriza, es el mismo que aren-
               gaba y revistaba al ejército rojo? Algunas personas no conocen tal vez, sino al
               Trotsky de traza marcial de tantos retratos y tantas caricaturas. Al Trotsky del
               tren blindado, al Trotsky Ministro de Guerra y Generalísimo, al Trotsky que
               amenaza a Europa, con una invasión napoleónica. Y este Trotsky en verdad no
               existe. Es casi únicamente una invención de la prensa. El Trotsky real, el Trotsky
               verdadero es aquél que nos revelan sus escritos. Un libro da siempre de un
               hombre una imagen más exacta y más verídica que un uniforme Un generalí-
               simo, sobre todo, no puede filosofar tan humana y tan humanitariamente. ¿Os
               imagináis a Foch, a Ludendorf, a Douglas Haig en la actitud mental de Trotsky?
                  La ficción del Trotsky marcial, del Trotsky napoleónico, procede de un
               solo aspecto del rol del célebre revolucionario en la Rusia de los Soviets: el
               comando del ejército rojo. Trotsky, como es notorio, ocupó primeramente
               el Comisariato de Negocios extranjeros. Pero el sesgo final de las negocia-
               ciones de Brest Litowsk 146  lo obligó a abandonar ese ministerio. Trotsky


               146   Lugar de las negociaciones de paz entre Rusia bolchevique y Alemania kaiseriana y
                   donde se firmó la paz entre ambos países, en ocasión de la Primera Guerra Mundial.


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