Page 169 - La escena contemporánea y otros escritos
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Mariátegui: política revolucionaria. Contribución a la crítica socialista
Cuando el experimento laborista en Inglaterra y las elecciones del
11 de mayo en Francia 139 engendraron la ilusión de que se inauguraba en
Europa una era social-democrática, renació la moda de todas las grandes
palabras de la democracia: Paz, Arbitraje, Sociedad de las Naciones, etc.
En esta atmósfera se incubó el protocolo de Ginebra que, instituyendo
el arbitraje obligatorio, aspiraba a realizar un anciano ideal de la demo-
cracia. El protocolo de Ginebra correspondía plenamente a la mentalidad
de una política cuyos más altos conductores eran Mac Donald y Herriot.
Liquidado el experimento laborista, se ensombreció de nuevo la faz
de la política europea. El protocolo de Ginebra, que no significaba la paz
ni representaba siquiera la tregua, fue enterrado. Se volvió a la idea del
pacto de seguridad. Briand, Ministro de Negocios Extranjeros del minis-
terio de Poincaré, reanudó el diálogo interrumpido en Cannes. On revient
toujour a ses premiers amours 140
Pero la discusión demostró que, para un pacto de seguridad, no basta
el acuerdo exclusivo de Inglaterra, Francia, Alemania y Bélgica. No se
trata sólo de la frontera del Rhin. Las naciones que están al otro lado
de Alemania, y que el tratado de paz ha beneficiado territorialmente, a
expensas del imperio vencido, exigen la misma garantía que Francia.
Polonia y Checoeslovaquia pretenden estar presentes en el pacto.
Y Francia, que es su protectora y su madrina, no puede desestimar la
reivindicación de esos estados. Por otra parte Italia, dentro de cuyos
nuevos confines el tratado de paz ha dejado encerrada una minoría
alemana, reclama el reconocimiento de la intangibilidad de esa fron-
tera. Y se opone a todo pacto que no cierre definitivamente el camino a la
posible unión política de Alemania y Austria.
Alemania, a su turno, se defiende. No quiere suscribir ningún tratado
que cancele su derecho a una rectificación de sus fronteras orientales. Se
declara dispuesta a dar satisfacción a Francia, pero se niega a dar satis-
facción a toda Europa.
Para Alemania, suscribir un tratado, en el cual acepte como defi-
nitivas las fronteras que le señaló la paz de Versalles, equivaldría a
139 En 1924, triunfó el Cartel de las izquierdas, anticipo del Frente Popular de 1936.
140 Se vuelve siempre al primer amor.
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