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Mariátegui: política revolucionaria. Contribución a la crítica socialista


                 El debate de las deudas interaliadas ha entrado así en una nueva
              fase. Francia ha formulado, oficialmente, la distinción entre sus deudas
              comerciales y sus deudas políticas. Esto quiere decir que el pago de las
              deudas  comerciales  será  arreglado  comercialmente,  mientras  que  el
              pago de las deudas políticas será arreglado políticamente. El tema de las
              deudas interaliadas reemplaza al de las reparaciones. Francia, durante
              el gobierno del Bloque Nacional, no se ocupó casi sino de su acreencia
              contra Alemania. Liquidada en Londres, por el plan Dawes, la ilusión de
              que las reparaciones darían para todo, Francia se ve ahora obligada a
              ocuparse de su deuda a Inglaterra y a los Estados Unidos. Sus aliados le
              recuerdan cortésmente su cuenta.
                 En Inglaterra y en los Estados Unidos prevalece, en el gobierno, un
              criterio firmemente ad verso a la condonación. El programa mínimo de
              Francia, e Italia solicita una reducción de la deuda interaliada, propor-
              cional a la reducción de la deuda alemana. Los propugnadores de la
              condonación  se  sienten  más  o  menos  abandonados  por  Keynes,  en
              esta campaña. Y, por esto, reaccionan contra su última actitud. ¿Keynes
              mantiene íntegramente su concepto sobre las deudas interaliadas? Sí,
              lo  mantiene  íntegramente.  ¿Por  qué  entonces  admite  ahora  la  nece-
              sidad de, que esas deudas, que su argumentación declara inexistentes,
              sean reconocidas? Keynes, responde que la cuestión ha sido modificada,
              de hecho, por los pagos de Inglaterra. Un hombre de estado inglés no
              puede obstinarse rígidamente en un principio. Escapada la oportunidad
              de aplicar el principio, hay que resignarse a sacrificarlo en parte. Pero
              los contradictores de Keynes no creen que, efectivamente, la oportu-
              nidad de anular las deudas interaliadas haya pasado. La dialéctica del
              economista  británico  no  los  persuade  a  este  respecto.  Inglaterra  ha
              comenzado a pagar su deuda a los Estados Unidos. Mas la política del
              tesoro británico no puede comprometer la política del tesoro francés ni
              del tesoro italiano. El tesoro británico paga no sólo porque le es posible
              pagar sino, sobre todo, porque le conviene pagar. Empezando el servicio
              de su deuda, Inglaterra ha mejorado su crédito y ha saneado su moneda.
              La libra esterlina, cotizada antes a 3.80 en Nueva York, se cotiza ahora a
              4.84. Inglaterra ha hecho una operación ventajosa. Y la ha hecho por su
              propia cuenta, sin consultar a sus aliados. ¿Cómo puede oponerse a que


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