Page 405 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
P. 405

La dimension internacionaL deL Gran mariscaL de ayacucho 405



             su utilidad privada lo que se había emprendido en beneficio de
             todos; que ya el pueblo no se engañaba y estaba muy vigilante
             sobre sus intereses; que los nombramientos que hiciere Vene-
             zuela serían libres y exentos de todo influjo, atendiendo para la
             elección de los funcionarios públicos sólo a la causa nacional, y
             no a respetos ni consideraciones personales”. Con cuya cortante
             y un tanto altanera respuesta quedó rechazada la proposición de
             Sucre, que, por lo demás, no habría podido tener efecto alguno
             por ser claro y evidente que ni unos ni otros Comisionados te-
             nían facultad para adoptarla.

               Los comisionados de Valencia, dice Baralt, “rechazaron la pro-
             puesta, conociendo que no tenía otro fin que privar a Venezuela
             del apoyo de Páez en circunstancia de necesitarlo para defender
             su causa y constituir su gobierno. 534

            Antonio José de Sucre regresa a Bogotá y su sorpresa es ilimitada. El
          Libertador se había marchado por la vía del ostracismo el 8 de mayo de
          1830 a tempranas horas. Pergeña el Mariscal una página increíble para
          su amigo, maestro, jefe y guía:

            Mi General:
            Cuando he ido casa de Vd. para acompañarlo, ya se había marchado.
               Acaso es esto un bien, pues me ha evitado el dolor de la más
             penosa despedida. Ahora mismo comprimido mi cora zón, no sé
             qué decir a Vd.
               Mas no son palabras las que pueden fácilmente explicar los
             sentimientos de mi alma respecto a Vd.; Vd. los conoce, pues
             me conoce mucho tiempo y sabe que no es poder, sino su amis-
             tad la que me ha inspirado el más tierno afecto a su persona.
             Lo conservaré, cualquiera que sea la suerte que nos quepa, y me
             lisonjeo que Vd. me conservará siempre el aprecio que me ha
             dispensado. Sabré en todas circunstancias merecerlo.


          [ 534 ]_ Idem, p. 96-97.
   400   401   402   403   404   405   406   407   408   409   410