Page 403 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
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          las instrucciones del general José Antonio Páez fueron terminantes al no
          permitir que los Comisionados del Congreso Admirable avanzaran en
          territorio venezolano, razón que hizo obligatorias, para no flaquear sin
          haber agotado los parlamentos, las reuniones en la Villa del Rosario.
            Caracciolo Parra Pérez, el gran biógrafo de Mariño, deja constancia que
          fueron inútiles “las reflexiones hechas por los delegados del Congreso Ad-

          mirable, pues los de Venezuela quedáronse encasillados en la decisión de
          no hacer ni aceptar proposiciones que no envolviesen el reconocimiento
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          de aquélla como Estado soberano” . Ahora bien, Antonio José de Sucre
          deja constancia que en esta empresa dificultosa, si sus argumentos no
          surtieron efecto y fueron segregados, se inscribieron en la historia como
          un testimonio válido de su profundidad humana, de su generosidad, de
          su lección de patria y desprendimiento. El mencionado historiador lo

          resume así:
               Tomó entonces la palabra el Mariscal para hacer una decla-
             ración de la más alta importancia: puesto que los representan-
             tes venezolanos sostenían que lo ocurrido en su tierra “era una
             revolución popular y no un movimiento ejecutado y dirigido
             por los militares como se había asegurado hasta ahora, era justo
             convertir en provecho del pueblo sus resul tados, y que ningún
             poderoso, bajo el pretexto de protegerlo, lo sometiese después a
             un yugo tanto o más pesado que aquél de que se pretendía li-
             bertarle.” Si los venezolanos habían aludido a Bolívar para apar-
             tarle del mando, Sucre aludía ahora a Páez, a Mariño, a Aris-
             mendi, a todos los generales que habían abrazado y dirigían la
             causa separatista. Los males públicos —continuó, más directo,
             el Mariscal— “no emanan de lo que se ha llamado despotismo
             del Libertador, sino esencialmente de la misma revolución y del
             despotismo de una aristocracia militar que, apoderándose del




          [ 532 ]_ PARRA PEREZ.- Mariño y la independencia. Tomo V, p. 95.
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