Page 30 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
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30  Rafael Ramón Castellanos



                 es uno de los testigos de la entrevista de su jefe con el Libertador el
                 5 de abril de 1814 en La Victoria. Sin embargo aunque ya unidos
                 los ejércitos es arrollador el empuje de los realistas yen la relación
                 de esta desventurada campaña, es cuando empiezan los historiado-
                 res a mentar a Sucre con distinción, pues como dice uno de ellos
                 para estos tiempos ya se había hecho notable por la gravedad de
                 sus consejos. En efecto, nunca le vieron perderse de ánimo en los
                 contratiempos que asaltaron el ejército en su vía doloroso desde
                 La Puerta hasta Maturín; antes bien: mantúvose sereno y juicioso,
                 como pocos, en los más desesperados conflictos, y delantero entre
                 los jóvenes más entusiastas. 26

               En la sangrienta y adversa batalla de Maturín en 1815 Sucre es  Jefe del
             Estado Mayor del General José Francisco Bermúdez. Mordidos por la derrota
             se marchan a la isla de Margarita, donde comienzan la reorganización, pero
             al desembarcar allí con un poderoso ejército el General Pablo Morillo en este
             mismo año, parten hacia un periplo incomodísimo por las Antillas que los
             habrá de situar, al fin, en Cartagena de Indias donde Sucre coopera con las

             fuerzas patriotas como Ingeniero Auxiliar en las tropas del general Manuel del
             Castillo. Esta oportunidad se la brindó su compañero, el Teniente de Ingenie-
             ros Lino de Pombo, que había recibido el encargo de fortificar una de las más
             estratégicas posiciones de la ciudad, La Popa. Éste anota en sus autobiográfi-
             cas Reminiscencias del sitio de Cartagena, publicadas en 1862, que
                   en la supervigilancia de los trabajos, y quien durante mi ausencia
                 llenaba oficiosamente en cualquier eventualidad mis funciones, y
                 quien me auxiliaba en la tarea de proteger contra insultos a los obre-
                 ros españoles a quienes se había sacado de la cárcel para ocuparlos
                 en los trabajos que se realizaban, era un joven venezolano, de nariz
                 bien perfilada, tez blanca y cabellos negros, ojo observador, talla
                 mediana y pocas carnes, modales finos, taciturno y modesto. A este
                 joven oficial la Providencia en sus altos designios lo tenía previsto



             [ 26 ]_ Ídem, p. 61.
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