Page 226 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
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226  Rafael Ramón Castellanos



             pergeñar páginas descriptivas de la vida y la personalidad de un excepcional
             compañero.
               Otro suceso también magnífico habrá de asirlo al futuro para que vibren
             sus músculos y se sacuda su cuerpo en gesto vital dentro de aristas imparan-
             gonables del acontecer americano. Es ya en este año de 1825, ciudadano
             por nacimiento del antiguo Imperio de los Incas, pues por ley del Congreso

             del 12 de febrero “todos los individuos que han servido en la campaña del
             Perú, desde el 6 de febrero de 1824 hasta el día de la victoria de Ayacucho,
             se les declara la calidad de peruanos por nacimiento, con opción a todos los
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             empleos de la República”;  e igual dignidad lo esperaría también en Bo-
             livia y como ya era desde siempre colombiano por nacimiento, serán cinco
             las distinciones, con ese excepcional tipo de gloria que ostentaría, pues es
             también ciudadano de origen en Ecuador, Venezuela y la Nueva Granada.

               Con estas prerrogativas que en nada alimentaban su autominimizado
             ego, continúa en la actividad reveladora de sus dotes de patriarca de Améri-
             ca. El 1° de enero de este año de 1825 se dirige a las Municipalidades de La
             Paz, Cochabamba, Chuquisaca y Potosí, para congratularse con las noticias
             en cuanto a que el Mariscal de Campo Pedro Antonio Olañeta, ha procla-
             mado en estas provincias la independencia, noticia que no se confirma ya
             que se retractó pronto el jefe ibero, mas Sucre comienza sus negociaciones

             para conquistar un camino expedito que haga brillar la libertad en las tierras
             del Alto Perú.
               Las expresiones entre realistas y patriotas no eran otras que para exaltar al
             Mariscal de Sucre como un grande soldado de la magnanimidad. El hom-
             bre del perdón. El señor de la esperanza para que la paz reinara entre todos

             los americanos y también entre los españoles que habían decidido perma-
             necer en el continente, hacer familia y vincularse a las empresas construc-


             [ 316 ]_ ALAYZA Y PAZ SOLDAN, Luis.- El Gran Mariscal José de La Mar. Lima: Gil
             S.A., Impresores (s.f). p. 37.
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