Page 139 - Guanipa-Endenantico
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Earle Herrera
“mala conducta”, como se dice ahora. Ciertamente, son dis-
tintos a sus contemporáneos, como son diferentes los artistas
y poetas y por eso los llaman “desadaptados”. Del infante bar-
celonés, escribe su biógrafo Rodríguez Castillo:
“El niño, que era insoportable y voluntarioso, hasta el
punto de que su progenitora, cansada de sus constante travesu-
ras, decide ponerlo en manos de su inflexible padrino, don Juan
Istulde, va a experimentar cambios. No sin antes advertirlo de
viva voz: ‘Ahí se lo dejo, mi compadre, para que me lo enderece,
así tenga que ponerlo a recibir clases de sol a sol’ (p. 32).
De joven, sería jefe de la pandilla de muchachos de
su barrio que se enfrentaba a las de otros sectores. Era un
joven temible. Hoy se diría: terrible. “Después de 1803, por
influencia de las alteraciones que se produjeron, se generaron
reformas militares. Fue entonces cuando el joven biografiado
inició su formación castrense impulsado por su padre quien
sintiéndose impotente ante su insoportable conducta, muy a dis-
gusto de doña Juana, tomó la decisión de convertirlo en cadete,
en el Batallón de Milicias Regaladas de Blancos de Barcelona
que dirigía don Sebastián Blesa (…) Integrada por unidades
de carácter estamental (Blancos, Pardos y Morenos), con ins-
trucción militar semipermanente, por un período de unos dos
años, recibió formación básica sobre Táctica, Reglamentación
Militar, Ceremonial y Administración de Unidades Militares,
para hacerse oficial de las Fuerzas Armadas Españolas. Además
se entrenó en equitación, natación y esgrima, hasta convertirse
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