Page 414 - Fricción y realidad en el Caracazo
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ficción y realidad en el caracazo


            sale de novedoso. Por lo que a veces saco vocablos del
            desván de lo prosaico y lugares comunes y se los devuelvo
            al poema.
                —La crítica te califica —no sé si te clasifica— y tú lo
            ironizas en un poema de Antología de la mala calle, de ser
            deliberadamente prosaico. ¿Qué hay de cierto? ¿Cómo
            asumes ese señalamiento?
                —La crítica siempre está diciendo cosas. Vive de un
            imaginario personal donde los poetas siempre estamos si-
            tuados en un conflicto de alcohol, drogas y sueño a la in-
            temperie o debajo de un puente. En el caso de tu pregunta,
            lo recibo como un elogio de alguien que una vez conversó
            conmigo, y me supuso superior a las palabras que aparecen
            en mi poesía. Juan Liscano dixit.
                —Apagadas las  llamas del Caracazo,  pasado  el
            tiempo, ¿has vuelto a escribir sobre aquel estallido
            popular?  ¿Cómo  asume  el  poeta  el  olvido,  olvido  no
            siempre inocente, a veces, alevoso y premeditado?
                —Sí, te anexo una copia del poema. En cuanto al
            olvido, no sabría decirte. Tengo una memoria a prueba
            de libro Guinnes. No confundo la obra de Borges con los
            chascarrillos que a este se le atribuyen. Sé que una cebra
            no es tigre; que en esta nación los demócratas quemaron
            pueblos, asesinaron campesinos, allanaron periódicos,
            practicaron la tortura, se cogieron la plata. Siempre estoy
            recordando cosas.












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