Page 153 - Fricción y realidad en el Caracazo
P. 153
earle herrera
común también hallaría en ella el sitio ideal para burlar y
enfrentar a las fuerzas policiales. La parroquia 23 de Enero
sería estigmatizada como sinónimo de violencia, aunque en
ella se desarrollaba uno de los más pujantes movimientos
de la cultura popular en la capital. A toda esta complejidad,
las fuerzas del orden público no han sabido responder sino
con represión. Los grupos culturales entran en las largas
listas de los sospechosos. Cuando estalló el Caracazo, el
23 de Enero pagaría bien cara su fama. En verdad, no es
una parroquia ni más ni menos violenta que otros sectores
populares de la capital.
El título del reportaje, «Vivir entre balas», resume lo
que ocurrió en la parroquia durante los días siguientes al
Caracazo, el cerco militar al que estuvo sometida, las ba-
laceras a cualquier hora del día y de la noche. Pero tam-
bién en tiempos normales, ese título hubiera encajado
a cualquier trabajo periodístico sobre este sector popular u
otras zonas de Caracas donde la violencia ha sentado sus
reales. Violencia tanto de la delincuencia común como de
las fuerzas represivas del Estado.
Con el Caracazo, esta realidad cotidiana se intensificó,
alcanzó niveles de alarma en una población a la que no la
alarmaban las balaceras y sumió a la urbanización en una
suerte de estado de guerra. En ello incidió, sin duda, la inter-
vención del Ejército, con armas de guerra, tanques y tropas
no preparadas para enfrentar problemas de orden público.
EL MIEDO, EL HUMOR
Más que el registro de bajas y daños materiales, propio de
lo partes de guerra, Araujo fue a conocer cómo vivieron los
153