Page 133 - El Reportaje, el ensayo
P. 133

El reportaje, el ensayo
                              qp Earle Herrera
             Asimismo, mediante el paradójico juego de palabras, resume el periplo
             de la partida y el regreso; de la paz invivible de Colombia a la guerra
             ilusamente redentora de Corea para volver de nuevo a la paz invivible
             de Colombia: “De la noche a la mañana la vida cambió para un lado.
             Y de la mañana a la noche regresó al otro, en peores circunstancias”.
               Porque, en efecto, los jóvenes sin tierra de los campos y sin em-
             pleos de las ciudades colombianas se fueron a la guerra de Corea ilu-
             sionados y despedidos con toda clase de promesas: cuando regresaran
             no sólo volverían conver tidos en héroes y tendrían empleos seguros
             sino hasta becas para estudiar en los Estados Unidos. Al retornar,
             muchos inválidos o con dificultad para readaptarse a la “paz” colom-
             biana, no se les cumplió nada de lo ofrecido sino que, para colmo de
             males, se les cerraron todas las puertas “…porque otra versión ha
             prosperado, absurdamente generalizada: se dice que todos los vetera-
             nos de Corea son desequilibrados mentales”.



             V

             Se ha dicho que el cultivo del ensayo carece de niños precoces, en el
             sentido de que éste es género de madurez. El planteamiento puede ser
             válido pero no es una regla o en todo caso, de serlo, por eso mismo
             cuenta con las excepciones que la confirman. Los grandes reportajes,
             aquellos que trascienden el relato puro de los aconteci mientos y pro-
             vocan reacciones en el lector, tampoco son propios de la precocidad
             sino de la experiencia y el talento, de un singular don de observación
             y de una capacidad de raciocinio para comprender, analizar y explicar
             los hechos de tal forma que logre involucrar al lector en los mismos
             de una manera intelectiva.
               Con Gabriel García Márquez estamos frente a uno de estos casos
             excepcionales. Cuando escribe el reportaje que nos ocupa, acababa
             de dejar atrás la juvenil edad de los 20 años. Pero desde muy joven
             había empezado su brega con el lenguaje en la literatura como en el
             periodismo. “De Corea a la realidad” ya nos dice de su inteligencia


             122
                z colección warisata
   128   129   130   131   132   133   134   135   136   137   138