Page 96 - El cantar del Catatumbo
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en una síntesis que sería la urdimbre de la Revolución
Bolivariana y luego del Socialismo del Siglo XXI.
Hijo de una familia humilde, Chávez cursó sus es-
tudios primarios en su Sabaneta natal, merced al esfuerzo
de sus padres que eran maestros y de una abuela que
lo había criado. Siempre con las mejores calificaciones.
Vendía dulces para ayudar a la economía familiar, ex-
periencia que recoge en su libro Cuentos del arañero.
Los pobladores aún lo recuerdan niño, obsesionado
con estudiar todo lo que hubiera sobre la vida y obra
de Simón Bolívar. De esa voluntad, del conocimiento
en carne propia de la miseria que debía soportar su
pueblo, le vendría después la fuerza y el empeño justi-
ciero y solidario.
Fue por ese entonces que comenzó a despuntar en él
su vocación por la pintura, que lo llevó a cursar estudios
en la Escuela de Bellas Artes de esta ciudad, a los que
abandonó en 1968, aunque siguió pintando toda su
vida. Y por la poesía, cuyo primer fruto fue un poema
dedicado a la muerte de su abuela que escribió en 1980.
Barinas lo había impresionado en su infancia. En
el libro de Ignacio Ramonet Hugo Chávez: Mi primera
vida, cuenta: “Bolívar pasó por Barinas en 1813…
Consiguió un pequeño ejército y se vino por los Andes,
por caminos de montañas, bajó por Portuguesa y halló
en Barinas alimentos, agua, fábricas de uniformes y
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