Page 131 - El cantar del Catatumbo
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EL CANTAR DEL CATATUMBO
Lo vi de lejos. Alzándose, tronando, quebrándose, de-
vorando los confines. Y devorándose.
Todos los tiempos sucedían en él, simultáneos: los
asaltos del futuro, el pasado helicoidal y el presente
continuo.
Era el altar y el cadalso de su propio incesante
nacimiento.
El Catatumbo se llama ese relámpago que no conoce
otra paz y otra guerra que no sea la de su insaciable
aparición. Se lo ve en Maracaibo. Se yergue en la cuenca
del río Catatumbo y en la cuenca del lago.
Nubes de hasta más de diez kilómetros de altura
cocinadas por la cordillera que las ha encerrado, arman
este orfeón de la atmósfera.
Solo en Venezuela sucede ese prodigio. La inmen-
sidad cayendo a pique y saltando hacia el cielo como
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