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68 Ecosocialismo l Andrés Bansart
eso impide una revolución. Los mecanismos parlamentarios de
voto son considerados como un método democrático eficaz y dan
la impresión de que, mediante sus mecanismos “democráticos”, se
pueden solucionar los problemas. Como se trata de una “democracia
representativa”, los ciudadanos votan y depositan su confianza en
sus “representantes”. Esto les permite tener buena conciencia,
ver con cierto estremecimiento (como se ve una película de terror
sentado en una butaca) lo que quieren enseñarles los noticieros,
luego dormir en paz y esperar las próximas elecciones.
De este modo —insistimos— los movimientos y partidos verdes
europeos y euro-norteamericanos son antirevolucionarios. Repe-
timos: los ecologistas, en su gran mayoría, son falsos revolucionarios
que forman parte del sistema social, económico y político respon-
sable de las grandes catástrofes sociales y ambientales del mundo.
Hablan de la Tierra como de un navío espacial único que se debe
proteger, pero no quieren aceptar que, en este navío, hay una primera,
una segunda y una tercera clase. Y todos quieren viajar en primera
clase. Hasta sus metáforas no sirven, salvo para una literatura barata
que se agrega a su desconocimiento de la ciencia. Tienen el conoci-
miento (son muy avanzados en todos los campos de la ciencia), pero
desconocen lo que les enseña la ciencia. Entonces, ¿para qué sirve?
Nosotros tenemos que conocer esta ciencia e iniciar una verda-
dera revolución. No se hará jamás en los países capitalistas. Debe
hacerse desde los países capaces de tumbar el capitalismo. Es un reto
inmenso porque la sociedad de consumo, de despilfarro, de destruc-
ción, se impuso como premisa de la globalización. Los únicos lugares
del planeta donde la revolución ecosocialista podría iniciarse son los
lugares en los cuales existe una mayor concentración de pobreza.
Si los pobres, gracias a gobiernos prerevolucionarios, pudieran
educarse de manera mutua e ir organizándose desde las bases de la
sociedad, entonces esta revolución podría desencadenarse. Una de
las regiones del mundo tal vez más preparada para esta situación
prerrevolucionaria es, a nuestro juicio, Nuestra América. Pero,
rápidamente, habría que organizar una cooperación Sur-Sur para
integrarnos con otras regiones del mundo, sobre todo con África para
provocar e implementar esta revolución.