Page 531 - De mi propia mano
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después de haber asesinado a sus hermanos en la guerra de la Revolución,
pretenden satisfacer aún sus pasiones y se atreven a disputar el amor a
la libertad a los que la han fundado en américa, y a los que ésta debe la
independencia y las instituciones libres de que goza.
Del Perú se ha dicho que los bolivianos están descontentos de la
constitución; y esta voz, repetida por los agentes de allí entre nosotros, y
apoyada por un muy pequeño número de individuos, ha hecho que algunos
tímidos se plieguen a las pretensiones de fuera por deshacerla. yo no he
observado tal descontento de la nación; pero si lo hay, toca a ella y no a los
extranjeros el declararlo. De mi parte haré la confesión sincera de que no soy
partidario de la constitución boliviana; ella da sobre el papel estabilidad al
Gobierno, mientras que de hecho le quita los medios de hacerse respetar;
y no teniendo vigor ni fuerzas el presidente para mantenerse, son nada
sus derechos, y los trastornos serán frecuentes. Registrad el discurso que
os hice cuando me llamasteis a prestar el juramento de la constitución, y
encontraréis que os dije que no era responsable ni del bien ni del mal que
hiciera. estaba persuadido que un principio de ella iba a causar alarmas, en
tanto que el ejecutivo, apoyado tan débilmente, no podía contenerlas. es
por ello que os repito, que evacuado el territorio de toda fuerza extranjera
y libres los pueblos para pronunciarse, el congreso constitucional oirá la
opinión pública, tomará los medios de informarse de los votos de la nación,
y dictará con reposo las reformas que sean análogas a los intereses y al bien
de bolivia. Pero también repito, que jamás, jamás reconoceremos reformas
hechas en medio de las bayonetas enemigas, y mucho menos de las de un
ejército que, hollando a bolivia, la ofrecía con palabras vagas respetar su
independencia, mientras que con hechos positivos ha abusado escandalo-
samente de la fuerza para imponerla condiciones ominosas; y que, en fin,
no pudiendo obtener la dominación, ha cifrado su política en dividir a
nuestros ciudadanos y a nuestros militares, en introducirnos los gérmenes
de la anarquía, en formar partidos y mantener la discordia, para que de este
modo ejerza su Gobierno un influjo que le valga por la dominación.
No debo ocultar, señores, a la nación que hay fundados motivos para
creer que se asecha la buena fe de los bolivianos con la lisonjera idea de
agregar a la República los departamentos del cuzco, arequipa y Puna, y
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