Page 271 - Agroecologías insurgentes en Venezuela Territorios, luchas y pedagogías en revolución
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Agroecologia y el nuevo Estado ecosocialista | 271
Es muy importante entender que la economía autogestionaria tiene
características muy diferentes a las tradicionales de las estructuras
mercantiles o capitalistas que las hacen muy superiores en eficiencia,
cuando esta se mide en función del bienestar social de la población en su
totalidad y no en el de la minoría que acumula riquezas a costa de los demás
sectores de la sociedad. En el nuevo Estado bolivariano, fundamentado en
la organización autogestionaria, la institución mercantil como mecanismo
de intercambio de valores para la realización de la plusvalía extraída de
las clases trabajadoras y la acumulación de capitales, es sustituida por la
producción que, al ser canalizada a través de mecanismos de distribución
eficientes para satisfacer las necesidades de la población; apoyados por
la planificación y la dirección colectivas que permiten racionalizar la
utilización de los recursos con base en las necesidades reales, cuantificadas
y ya previstas en los planes —diseñados en las comisiones o consejos y
equipos de trabajo con participación—, y según las orientaciones generales
de la población, en las asambleas o parlamentos. De forma tal que toda
la población va garantizando la satisfacción de sus necesidades de bienes
y servicios, así como otras intangibles, en la medida que el colectivo, a
su vez, va aportando con su participación en alguna de las actividades
productivas y en cualquiera de las instancias organizativas de la sociedad.
Es importante tener claro, en el proceso de construcción del nuevo
Estado bolivariano, que la posesión de medios de producción y la
distribución en manos del pueblo organizado o poder popular, así como la
planificación autogestionaria —que permiten cuantificar las necesidades
materiales de la población—, al igual que la evaluación de los recursos
con los que se pueda contar —gracias a la coordinación de esfuerzos, a
las ciencias económicas y a los avances de la informática—, harían que
otra institución sacrosanta y muy querida de las sociedades mercantiles
—que van desde las esclavistas y feudales hasta las capitalistas, tanto
neoliberales como las capitalistas de Estado— pierda vigencia histórica;
tal y como es el caso de la relación mercancía-moneda; ya que esta solo
puede funcionar en una sociedad donde se produzca para los mercados,
basados en las leyes de la oferta y la demanda. Se hace superfluo,
entonces, el intercambio comercial en función del valor de cambio de las
mercancías y, en el marco del nuevo Estado bolivariano, se va asumiendo
de manera progresiva el valor de uso; así que no habría cabida para la
figura del trabajo asalariado, ni de todos aquellos mecanismos que llevan