Page 13 - Agroecologías insurgentes en Venezuela Territorios, luchas y pedagogías en revolución
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                                    Prefacio


                     ¡La revolución será agroecológica, o no será!


             Creemos que el joven que crezca sin tener idea de cómo se producen una mazorca de maíz,
                             una fruta; cómo se produce el azúcar; cómo se producen los tejidos;
                                        cómo se producen la carne, la leche, los alimentos;
                      creemos que el joven que no tenga idea de eso, sencillamente, crecerá ignorando
                     algo que es fundamental. Sin tener una idea de eso, crecerá un joven deformado.
                               Y no se olviden de algo: que la inspiración de nuestra sociedad,
                       de nuestra revolución, es que algún día trabajo manual y trabajo intelectual
                                              sean realizados prácticamente por todos.
                                  Fidel Castro, en Educación y Revolución (1974, p. 88)



              l epígrafe de Fidel Castro citado supra nos remite a una reflexión
          Eque, desde siglos, recoge la teoría crítica y la praxis política de la lucha
          internacional: los sentidos de la ruptura de la ontología del ser social, en
          el momento constitutivo de la explotación, dominación y opresión de una
          clase sobre la otra, enmarcada en la institución de la propiedad privada y
          en la separación antagonista del trabajo intelectual y el trabajo manual.
             En los procesos de  colonización  de  América Latina y  el Caribe,
          llevados a cabo en los albores del siglo XVI, esa ruptura ontológica y
          epistémica  se  concretó  con la violenta  expropiación  territorial,  la
          instauración del latifundio y de la esclavitud, en tanto pilares de un nuevo
          sistema económico, político y cultural, de explotación combinada, que nos
          transformaría, en los siglos siguientes, en una región periférica e integrada
          al capitalismo mundial de forma dependiente y subordinada.
             Ese proceso sociohistórico se funda en la lógica de las separaciones,
          que no se limita a la expropiación del modo de producción propia de
          la contradicción capital-trabajo, según  el  análisis del  marxismo clásico.
          En nuestro continente, esa separación se revela en la ruptura ontológica
          inherente a la contradicción capital-naturaleza, en que esta es sometida a las
          lógicas de mercantilización para la reproducción ampliada del capital. Aquí
          no es suficiente el incremento del saqueo y de la expoliación territorial que
          conocemos en la historia de la región. En realidad, la mercantilización de la
          naturaleza requirió una profunda enajenación de los sentidos ontológicos
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