Page 442 - De Angostura a Colombia EL COMBATE POR LA LIBERTAD Y UNA MAGNA REPÚBLICA EN 1819
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440 Carlos FranCo Gil
habitáis…Alistados todos // entre los guerreros de la patria. Vo-
sotros oh ricos ¿cuándo pensáis emplear mejor vuestras riquezas
que en la defensa de vuestra patria? ¿Podéis dejar a vuestros
hijos herencia más apreciable que la libertad? ¿Guardáis por
ventura vuestros bienes para saber la codicia de los que tratan
de encadenarnos? ¿Qué dolor será para vosotros ver nuestros
enemigos disfrutar vuestras haciendas, alhajas y caudales que
pudisteis haber empleado en resistirlos asegurando así vuestros
derechos! Pues no dudéis, porque hicieron en los 3 años pasa-
dos, inferir lo que os sucederá si por nuestros pecados vuelven
a ocupar nuestro territorio.
Hermes Tovar advierte sobre el papel fundamental que cumplió la
Iglesia tanto en la “difusión de las ideas republicanas” , como de la sa-
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tanización de la independencia. La religión católica jugó un papel im-
portante, debido a que ella desde los inicios de la conquista empezó
a combatir y a destruir las visiones paganas y veló celosamente por la
adopción de la religión católica como instrumento de creación espiri-
tual. De ahí que, después de 1819, por un lado, la religión fue utilizada
como un elemento central para sostener el carácter hereje de la indepen-
dencia y la inadecuación de la República a la fe de Jesucristo; por otro,
los patriotas encargaron a los sacerdotes afines a la causa emancipatoria
demostrar que la República no se oponía a la Santa religión, y que,
por el contrario, esta era conforme “a la doctrina de Jesucristo” (Tovar,
H., 1986:376). Es así como, según Tovar, los curas de Teuza, Maca-
nal, Chopo, Labateca, Bucaramanga, entre otros, defendían la causa
republicana. Por ejemplo, el cura De la Mesa afirmaba: la República
“en nada se opone a la religión que profesáis, quiero decir que podéis
[8]_ La Iglesia como defensora del statu quo condenaba el republicanismo, por lo
tanto, la Iglesia como institución condenó la independencia. Sin embargo, algunos sa-
cerdotes y obispos defendieron el republicanismo y mostraban que este no era pecado.