Page 399 - De Angostura a Colombia EL COMBATE POR LA LIBERTAD Y UNA MAGNA REPÚBLICA EN 1819
P. 399
De AngosturA A ColombiA 397
estructura institucional mínima al Estado, hizo de sus diputados mode-
los de probada constancia, celebrando más de una sesión diaria en rei-
teradas ocasiones, sin importar el exiguo estipendio y menos su retardo.
El peso de Bolívar en la toma de sus resoluciones fue notorio, pero
no por tal característica se debe observar a este Congreso de Angostura
como un mero añadido legal . La propuesta constitucional del Liberta-
26
dor, que cabe mencionar fue la única presentada, encontró negativas y
enmiendas. El Senado vitalicio y hereditario fue rechazado en su doble
carácter, aprobándose solo su primer atributo; el periodo presidencial,
establecido en el proyecto para seis años sin reelección inmediata, se
acortó a cuatro con una reelección, mientras que su instauración vitali-
cia tuvo por único defensor a Fernando Peñalver .
27
[26]_ El Libertador también procuró que fuese así. En 1827 escribía a José Fernández
Madrid, diplomático colombiano en Londres: “… jamás he querido influir en nues-
tros congresos: todo el mundo sabe que me he alejado de ellos a grandes distancias,
y ahora lo haré con mayor razón, para que no se piense que pretendo influir. Mis
opiniones políticas son conocidas”. (Carta a Fernández Madrid, 26 de mayo de 1827).
Esto mismo haría durante la Convención de Ocaña, ir a un estratégico retiro en Bu-
caramanga para que su presencia no fuera interpretada como elemento de presión.
[27]_ Peñalver fue el mayor vocero del pensamiento bolivariano en el Congreso de
Angostura. En una de las sesiones expuso de manera abierta: “Poder Ejecutivo vitali-
cio, Senado vitalicio y una Cámara de Representantes elegida por siete años, son, en
mi concepto, las instituciones análogas al estado de la civilización y de las costumbres
de los venezolanos, porque son las que más se acercan al Gobierno Monárquico, a que
estaban acostumbrados, sin separarse del Republicano que quiere adoptar” (Correo del
Orinoco, nº 34). En otras palabras, adaptar las instituciones monárquicas a la repúbli-
ca para evitar traumas y anarquías, dando a los pueblos gobiernos y leyes conformes a
su evolución social. La monarquía, implantada por España hacía tres siglos, era la úni-
ca forma política que conocían los americanos meridionales, por tanto, su desmontaje
debía ser selectivo y paulatino. Es cierto que la presidencia vitalicia tenía su principio
en el régimen británico, pero estaba diferenciada de este en cuanto a su carácter electi-
vo y no hereditario; además, sus funciones estaban sujetas al cuerpo legislativo, el cual
ejercía una serie de controles en resguardo del equilibro de poder: “Se le ha cortado la
cabeza —escribía Bolívar en 1826— para que nadie tema sus intenciones, y se le han