Page 192 - De Angostura a Colombia EL COMBATE POR LA LIBERTAD Y UNA MAGNA REPÚBLICA EN 1819
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190   Mario Sanoja obediente



             imperio transnacional estadounidense y angloholandés, por una parte,
             y por la otra la rebeldía antiimperialista de los movimientos sociopolí-
             ticos progresistas. Por otra parte, avivó la envidia de la oligarquía bogo-
             tana por la nueva riqueza descubierta en Venezuela.

               Cuando parecía que Venezuela comenzaba a escapar de las garras de
             la oligarquía bogotana, esta hizo todo lo posible por impedir que ese
             alejamiento se concretara, manteniendo sus tradicionales apetencias te-
             rritoriales sobre la cuenca del lago de Maracaibo y la apertura del norte
             de Colombia hacia el Caribe y el Atlántico. Es dentro de este marco

             político de referencia como se puede entender la presión política militar
             colombiana hacia Venezuela; dicha política comenzó en 1833 con las
             reclamaciones sobre nuestro territorio, el cual venía siendo reducido
             por la avidez de la oligarquía bogotana y la debilidad de nuestros políti-
             cos, que se manifiesta en el tratado de límites Pombo-Michelena.

               Aquel proceso de despojo territorial culminó con el Tratado de Lí-
             mites de 1.941, redactado y firmado e impuesto bajo coacción militar
             a Venezuela por Eduardo Santos, entonces presidente de Colombia y
             aprobado por el Congreso Nacional a proposición del Poder Ejecuti-

             vo presidido por el general Eleazar López Contreras. Mediante dicho
             tratado la oligarquía bogotana confiscó una importante porción terri-
             torial de nuestra península de La Guajira e intentó posteriormente en
             1987 confiscar el islote de Los Monjes promoviendo la provocación de
             la corbeta Caldas; de la misma manera se produjeron posteriormente
             incursiones paramilitares en la frontera y en Caracas misma. Muestra
             de estas provocaciones fue la implantación en 2004 de un batallón de

             paramilitares colombianos en la finca Daktari —cuyo objetivo era el
             asesinato del presidente Chávez— y —posteriormente— el escandaloso
             secuestro del representante internacional de las FARC por agentes de la
             seguridad colombiana en territorio venezolano.
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