Page 24 - David contra Goliat
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Colección
Herederos de Bolívar
gatoria en las academias sin que nadie se anime a discutirlas) repiten
alegremente tesis similares. Si esto fuera cierto, ¿cómo es posible que
el imperio colonial invirtió 100.000 soldados —en una escala demo-
gráfica y una población infinitamente menor que la actual— en la re-
presión de la revolución latinoamericana?
No fue una concesión graciosa y gentil de la corona española la
libertad americana. En Nuestra América la firme y decidida guerra a
muerte llevada a cabo por Bolívar, ayudado por las guerrillas popula-
res (tanto las de los llaneros en Venezuela como las que más al sur de-
sarrollaban los indígenas y gauchos en la guerra de las republiquetas y
la guerra montonera) habían desgastado y debilitado el poder realista
a lo largo de todo el continente, desarmando y destruyendo en el ca-
mino la poderosa expedición conducida por Morillo.
Para recomponer fuerzas, ya derrotado Napoleón y con Fernando
Séptimo reinstalado en el poder, la España absolutista apeló en 1819
a la Santa Alianza (con Prusia y Rusia) para sofocar la insurgencia
nuestro americana que no podía doblegar. Rusia intentó enviar una
flota hacia nuestro continente en ayuda del rey de España, pero sus
barcos no tenían capacidad de atravesar el océano. Entonces España
preparó una nueva expedición de 20.000 combatientes realistas y 47
buques de guerra (curioso “regalo” esta independencia latinoameri-
cana donde el imperio apela a semejante cantidad de soldados para
sofocarla). En el sur, ese mismo año San Martín le escribe al caudillo
Artigas informándole de esa imponente expedición que se nos viene
encima y pidiéndole que postergue la lucha intestina para aglutinar
fuerzas contra los envalentonados colonialistas.
Justo en ese momento, el 1/1/1820, se produce el levantamiento
del comandante Rafael Riego contra el rey Fernando Séptimo. La in-
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