Page 41 - Yo quiero ser como ellos
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De allí el precavido título que encabeza nuestras palabras:
“Nelson Mandela desde nosotros”. Podríamos decir, desde la
percepción de Dilma Rousseff, desde la mirada de Cristina
Fernández, desde la agudeza de Néstor Kirchner, desde los
ojos de Hugo Chávez, desde la experiencia vital de José “Pepe”
Mujica, en fin, desde la imaginación creadora de Roa Bastos
o la Rayuela imaginaria de Julio Cortázar. Como decir: desde
nosotros.
Desde los días de la Independencia eso es lo que hemos
tratado de hacer: vernos nosotros y ver al mundo con nuestros
propios ojos. Durante 300 años el colonialismo de la vieja Europa
nos impuso una forma de ver al mundo. Por eso don Andrés
Bello, en su Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida, nos reclama
volver la vista hacia América, esa Nuestra América en plural
que soñó Simón Bolívar y que invocó José Martí; la América
indígena y mestiza que aún cree en Jesucristo y aún habla en
español, en el sentido y hondo cantar de Rubén Darío. Después
de tres siglos de colonialismo europeo, otra cultura dominante
nos impuso su forma de ver y de vernos. Nos informamos, nos
conocemos o desconocemos a través de las grandes agencias
y canales internacionales de información. A través de esos
cristales transnacionales los venezolanos vemos a los brasileños
y los argentinos a los paraguayos y los uruguayos a nosotros.
Aparte de Telesur, ¿por qué otra ventana nos miramos?
Hay un Nelson Mandela que nos ofrecen los países del Norte, del
llamado primer mundo. No olvidemos que los del Norte piensan que
para mirar a los del Sur siempre han de bajar la mirada, es decir, mirar
hacia abajo. En cambio, cuando los latinoamericanos vemos al África
de Mandela, cuando vemos a Nelson Mandela, lo hacemos de Sur a
Sur, como decir, cara a cara, o más coloquialmente, de tú a tú. Así quería
Mandela que se miraran y lo miraran todos los pueblos del mundo.
En su libro Los hijos de los días (Siglo XXI, Buenos Aires,
2012), el gran escritor Eduardo Galeano escribe: “En el año
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