Page 34 - Yo quiero ser como ellos
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destino: ser “el huracán que va ardiendo como silbo de tierra
            libre”, en la realidad, en la Historia y en la metáfora bolivariana de
            Alberto Arvelo Torrealba.



                 Obra social bajo toda omisión


                 Corría 1999, primer año del primer gobierno del presidente
            Hugo Rafael Chávez Frías, elegido el 6 de diciembre de 1998. Por
            esos días, a petición de un amigo, escribí los textos para un
            libro de fotografías titulado:  Niños de la calle: La inocencia
            vulnerada. El autor de las fotos fue el reportero gráfico Franklin
            Jaspe. Hoy no podría escribir ni Franklin tomar las imágenes
            de aquel libro por una buena razón: No hay niños de la calle en
            Venezuela, excepción hecha de uno que otro caso aislado. La
            inclusión social de la Revolución Bolivariana, la ampliación de
            la matrícula, la alimentación escolar, la reducción de la pobreza
            y las misiones obraron el milagro.

                 Cuando los chamos sin casa y sin cielo poblaban las calles,
            dormían en las aceras y bancos de plazas y parques, pedían dinero
            o comida en colas de vehículos o lugares públicos, los medios
            de comunicación alimentaban su amarillismo con reportajes
            sensacionalistas. Hoy, cuando ya no son el rostro del “abandono
            gubernamental”,  dejaron de ser  noticia. El presidente Chávez
            se propuso sacarlos de las calles y,  revolución bolivariana
            mediante,  lo logró. Los medios privados omiten e invisibilizan
            esta realidad, uno de los hechos sociales más importantes del
            último medio siglo de la vida venezolana.

                 El caso de los niños de la calle es apenas una arista de la
            política editorial e informativa de la comunicación privada y
            comercial. La asunción al poder del máximo líder bolivariano
            puso fin a un modelo político y económico del que las grandes
            corporaciones mediáticas formaban parte. El puntofijismo no sólo
            fue un pacto de los viejos partidos AD, Copei y URD. El mismo se
            mantuvo en el tiempo porque otras tres columnas lo sostenían: la



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