Page 124 - Yo quiero ser como ellos
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No importa qué aparatos, adminículos o gadgets inventen
la tecnología, el comercio y la industria para comunicarnos
más rápido y mejor (o incomunicarnos). La conversación es
insustituible, el cara a cara, el persona a persona. Hay en ella
algo encantatorio y algo mágico en el lenguaje –en el principio
fue el verbo- que nos lleva y motiva a leer, oír y ver entrevistas
con el mismo impulso y la misma curiosidad con que nuestro
antepasados escuchaban la historia oral, las fabulas de los cuenta
cuentos o salían a los caminos para oír a los juglares que andaban
de pueblo en pueblo cantando y contando las cosas mundanas y
sagradas de los hombres y los dioses.
Dice el maestro Humberto Cuenca que el periodismo es una
ficción en el tiempo. Lo es en el sentido que nos permite plasmar
el pasado, hacerlo presente y vivirlo, como si hubiéramos estado
allí. Es lo que sentimos cuando leemos las antiguas crónicas de
Indias y nos sumergimos en el espanto y el encanto que sacudió
al conquistador en su primer contacto o choque con América.
El periodismo entonces nos permite la ficción de vivir el pasado,
pero también de conocerlo, hurgarlo y estudiarlo, luego, ya no
es ficción, sino historia. La entrevista, la buena entrevista, nos
permite ese viaje de la emoción y la razón. Conocer lo que ha
dicho y dice un personaje y, al mismo tiempo, sentir que somos
parte de su conversación con el periodista. Mañana, el lector,
radioescucha o televidente, podrá vivir la ficción de participar en
ese diálogo. Y podrá conocer los datos reales de lo que allí se dijo.
Estará en un tiempo y un espacio en el que no estuvo. Vivirá lo que
ya fue; conocerá lo que pasó. Magia del periodismo, recurso de la
entrevista, arte del entrevistador.
20 años de dialogo
Cuando a mis manos llegaron los originales de las
entrevistas que José Vicente Rangel le hizo al presidente Hugo
Chávez, experimenté ese cruce de sensaciones arriba descritas.
Podía formar parte y disfrutar de una conversación excepcional
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