Page 123 - Yo quiero ser como ellos
P. 123
común, ver y oír de cerca a quienes detentan el poder; leerlos,
mirarlos, preguntarles a través de su intermediario, el periodista;
experimentar la sensación de participar en la conversación entre
éste y quien lleva las riendas del gobierno. En este sentido, el buen
entrevistador se convierte en corresponsal de todos en ese cercano
y lejano reino del poder.
En Venezuela, América y el mundo, pocos Presidentes y
jefes de Estado han tenido una comunicación más directa, cercana
y permanente con su pueblo como la que estableció el comandante
Hugo Rafael Chávez Frías. Su programa “Aló, Presidente”,
transmitido todos los domingos por el Sistema Nacional de Medios
Públicos, se convirtió en un verdadero fenómeno comunicacional,
objeto de estudio de tesistas, investigadores y cursantes de pre y
postgrados de universidades del país y el exterior. Sus cadenas
de radio y televisión, aplaudidas por unos y criticadas por otros,
formaban parte de su “artillería del pensamiento” frente a la guerra
mediática desatada en su contra desde que asumió el poder en
1999. Posteriormente, la creación de su cuenta en twitter, @
chavezcandanga, provocó verdadero furor en las redes sociales,
con millones de seguidores que deseaban interactuar directamente
con el jefe del Estado.
Sin embargo, el viejo y noble género de la entrevista
periodística no ha sido desplazado, mucho menos sepultado, por
las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Desde
que se realizó el primer interrogatorio –si se quiere diálogo- con
fines divulgativos, hace unos 3.500 años antes de Cristo, en la
primera civilización de la que se tenga noticia –la sumeria-, hasta
el programa “José Vicente hoy” de este último domingo, pasando
por las célebres y celebradas Entrevistas con la Historia de Oriana
Falacci, el tiempo lo que ha hecho es enriquecer –como el buen
vino con los años- a esta forma de comunicación que se inventó
el periodismo para que los hombres y mujeres, como nuestros
fabuladores antepasados, nos sigamos sentando en torno al fuego
–hoy, la TV o la computadora- a escuchar historias y a recibir
información de los tiempos idos y de los días por venir.
123