Page 83 - Vida ejemplar de Simón Bolívar
P. 83

Santiago Key Ayala

            no respaldados por los impulsos del ánimo. Es la agonía del
            movimiento literario o artístico, del partido político, del culto
            religioso. Es también la hora en que los hábiles sacan provecho
            de las simulaciones a costa de los contados hombres de buena fe,
            reliquias de los devotos de antaño. Es la hora de los más repug-
            nantes oportunismos.
               Bolívar engendró en  vida  y ha  engendrado en la  muerte
            admiraciones delirantes. Su positiva grandeza, su pensamiento
            brillante y preciso, sus vaticinios realizados, el escenario de una
            naturaleza locamente fecunda, la sensibilidad pasional de pueblos
            llamados a nueva vida, todo concurría a imponerle semblante
            de profeta, armado a la vez del verbo y de la espada, entrambos
            convincentes. Se le han consagrado pensamientos hermosos,
            retratos fulgurantes, poemas y cantos; se le ha reconocido por
            enviado de la Providencia, se le ha hecho semidiós.
               Mientras la adoración rebose de espíritus deslumbrados por
            la grandeza real del hombre, es legítima, aun exagerada. Ella ha
            dado a la literatura histórica de América páginas inmortales. Las
            respalda la sinceridad, el acento inconfundible de las francas
            devociones.
               También ha tenido detractores, inventores y repetidores de
            patrañas, desautorizadas ayer por la crítica, renovadas hoy para
            morir y resucitar mañana, desahogos de viejas pasiones, desquites
            de nacionalismos lastimados.
               A la más alta crítica le está señalada tarea digna de grandes
            exploradores. Desbrozar el continente exuberante de variedad
            que es el alma de Bolívar. Quede para la impotencia mezquina
            el improperio de que ya no es posible decir nada nuevo sobre
            Bolívar, porque todo está dicho. ¡Cuántas bellas, hondas y nuevas
            cosas se han dicho del Libertador después de proferida la frase
            infeliz! Su vida intensísima se gastó en cuarenta y siete años. Se
            gastarán dos siglos en conocer su alma y colonizarla por completo
            para la humanidad.
               Entre la sincera admiración y el odio sincero, frente a la crítica
            proba y capacitada, se extiende una zona de indecible chatura.
                                                  ;
            Es el culto palabrero. Responde, si no en el tiempo, sí en la
            calidad y el significado al período de decadencia de los ideales
            literarios, artísticos, políticos y religiosos. Hipócrita monserga,
            abierta a flor de labios, sin savia de cerebro ni de corazón Se ha


                                      82
   78   79   80   81   82   83   84   85   86   87   88