Page 378 - Todo César: Panorama de vida y obra
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En resumen, lo que he querido significar en este largo recordatorio es que
César Rengifo, ese personaje que comienza a mirarse como a los dioses del
Olimpo, fue un ser humano sencillo y modesto, de una absoluta verticalidad,
que no tuvo nunca cuentas en el exterior, que supo decir no y rechazar hono-
res cuando fue necesario y que, según promesa hecha, no visitó España hasta
después de la muerte de Franco, y entonces –yo hacía mi doctorado–, con mis
hijos nos fuimos en tour hasta Granada, cantó un tango en el bus de turistas
donde viajábamos, repitió un gigantesco plato de fabada en un restaurante sevi-
llano y se fue con el chofer del bus a un bar de tapas a celebrar el cumpleaños del
mozo con su familia y disfrutó como nunca. Disfrutó sobre todo a Francesca, su
nieta mayor, con quien visitó varias veces el Museo del Prado y la ermita de San
Antonio de la Florida donde están los frescos de Goya, que le explicaba despa-
ciosamente; le relataba también algunos de los Cuentos de la Alhambra y recitaba
a César, su otro nieto, poemas de Rilke. No conoció a sus dos nietos menores,
Mario y Mariángela, pero sí a Barbarita, que nació el año de su muerte, y a quien,
recién nacida, le regaló un piano, porque según él tenía “manos de pianista”.
Era así, convencido siempre, lo ratifico ahora, al escribir estas líneas, de que
cada acción que uno realiza, por pequeña que sea, es un acto político y cargado
de valores, y por eso nos inculcó junto a mamá, lo que mi hermana y yo manifes-
tamos en nuestra cotidianidad y que nos fortalece.
DIANA RENGIfO
2015
Su esposa Ángela. Cortesía de la Familia Rengifo.