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252 Tres personajes andinos en la ensayística de César Rengifo
una responsabilidad histórica”. Y agrega Rengifo: “Mario Briceño Iragorry, en como consecuencia de su delicado estado de salud. En tales circunstancias, la
horas de intenso drama patrio, asume la representación y la voz de la conciencia crónica-homenaje fue leída por José Ignacio Cabrujas. 2
nacional”. Escrita en dos secuencias, con una eficaz economía del lenguaje en la que se
Es así como entiende la lucha de Briceño frente a la creciente influencia de la revelan su amplia experiencia periodística y su hondo conocimiento del oficio
economía de los Estados Unidos sobre la de Venezuela, y los efectos de ello en actoral y teatral, Rengifo condensa primero una semblanza de la personalidad
la personalidad colectiva de la nación, en su cultura y en el talante cotidiano profesional y humana de Rafael Briceño al que resalta por su conocimiento del
de la ciudadanía, lo cual percibe como un hecho amenazante, peligroso para país y su cultura, por su atinada conciencia de que las funciones principales del
el porvenir. Apuntala sus ideas de soberanía a través de sus obras, que cruzan teatro son divertir, enseñar y concientizar. Por ser un destacado continuador de
distintos tiempos: Casa León y su tiempo, El caballo de Ledesma, Los Ribera. la tradición teatral andina y nacional, por su audacia, capacidades histriónicas y
Rengifo apunta que es por esas apreciaciones que Briceño se decide a escribir desempeño brillante sobre las tablas.
a través de los medios periodísticos, encarando aquellos peligros. De su labor En la segunda secuencia cuenta un hecho excepcional del actor, aderezando
saldría después un libro, Alegría de la tierra. su narración con matices de suspenso y tensión dramática, los cuales muestran
De sus trabajos deriva una lúcida comprensión del papel que representan la a Rafael Briceño como una persona capaz de transmutarse, improvisadamente,
cultura y las artes para la solidez de la nación. Rengifo sintetiza esos postulados en un instante, de espectador ocasional en actor principal de una obra de cuyo
de Briceño Iragorry: elenco no formara parte originalmente. La pieza a que hace referencia es Lo que
dejó la tempestad, del propio César Rengifo.
Parte esencial de su lucha fue la dedicada a defender nuestras mejores tradiciones; No sabía el actor que debía encarnar el personaje de Zamora y se corría el
y por dilucidad la importancia que la creación artística tiene para la consolidación riesgo de tener que cancelar la representación, que ya había comenzado. La
y defensa de la nacionalidad. Construir o destruir el espíritu colectivo, exaltado, desesperación que esta circunstancia le imponía obligó al autor a salir de sala,
confundirlo o doblarlo, es misión alta o baja que les toca a los artistas. Eso lo sabe en busca de sosiego:
bien el filibustero. Por eso dialogaba Mario Briceño Iragorry con nuestros creadores, Rengifo relata en su texto que al regresar, tras padecer aquella tensión,
y les presta su luz para que adviertan peligros y procuraran sólidos caminos. alguien le confesó que el escenario ya estaba listo para continuar la pieza:
¿Lo escucharon ellos? ¿Lo escuchamos todos cuando tan alto elevaba su … el segundo acto transcurría ya bajo un efecto violento de grises, amarillos y oscu-
patriótica voz? ¿Hemos sido fieles a sus reclamos, a su heroísmo, a sus desvelos, ros. En escena, Ezequiel Zamora, fulgurante, dialogaba enérgico y tenaz con Brusca
a sus sacrificios? (pp. 314-315). la Rompefuegos. –Y agrega–: Yo estaba perplejo. ¿Por dónde y cuándo había llegado
Esas preguntas formuladas por Rengifo nos retan en el presente y nos convo- el actor perdido? ¡Pero… no era él quien hacía Zamora! Agudicé la vista y oídos
can a estudiarlo, a conocerlo en su vigencia, actualidad y pertinencia en función y con asombro adiviné, más que descubrí, que en escena y frente a Brusca, estaba
de una mejor comprensión de Venezuela, a la vez que nos invita a revisar nues- Rafael Briceño. El mismo que veía la pieza minutos antes, desde una butaca (p. 190).
tras conciencias con la exigencia de una necesaria autocrítica en nuestros modos
de asumir la nación. Rengifo sostiene su homenaje sobre la valoración del talento, trayectoria y
hechos excepcionales del actor Rafael Briceño, como el relatado en esas líneas,
“Un actor llamado Rafael Briceño” (1980) destacando también su concienzudo respeto por el teatro, su profesionalidad,
Homenaje al célebre actor merideño, este texto fue escrito por Rengifo en el
formato de una breve crónica periodística para ser leída en un evento a reali- 2 César Rengifo. “Un actor llamado Rafael Briceño”. En: Obras, tomo VI. UlA, Mérida: 1989, pp.
zarse en el Teatro Municipal de Caracas. No pudo hacer él mismo su lectura 189-190.