Page 77 - Sencillamente Aquiles
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aquiles nazoa


                     Y ya al sueño entregado
                     viendo va mientras sueña
                     que el cielo es un budare,
                     la luna es una arepa
                     y un gran plato de queso
                     rallado, las estrellas,
                     en tanto que las nubes
                     evocan de tan tiernas,
                     lambetazos de fina
                     mantequilla danesa.


                     Y así fue como el bardo
                     resolvió su problema:
                     después de rellenarla
                     de nubes y de estrellas,
                     la luna en el bolsillo
                     le llevó a su doncella,
                     y esta, que todavía
                     lo esperaba despierta,
                     entrándole a la luna
                     como a cualquier arepa,
                     se la pegó enterita
                     sin ver la diferencia.

















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