sencillamente aquiles
Cesa al fin el apagón
y al prenderse los bombillos,
un ¡viva! dan los chiquillos
(y algún que otro grandulón…)
Y usted, que aunque cuarentón
es ingenuo todavía,
mientras acuesta a la cría
le adelanta a su mujer:
—¡Mañana al amanecer
demando a la compañía!
74