Page 52 - Sencillamente Aquiles
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sencillamente aquiles
José, que un burro tenía,
lo ensilló de cualquier modo
y en él con muchacho y todo
montó a la Virgen María.
Ya sobre el burro en cuestión,
la Virgen, siempre tan ida,
—¿Para dónde es la movida?
preguntó con devoción.
Y cuando él saber le hizo
que hacia tierras egipcianas,
de lo que ella tuvo ganas
fue de mandarlo al carrizo.
Y exclamando: —¡Qué tupé!,
le dijo ya sin rubor:
—¿A Egipto en burro, mi amor?
¿Tú estás loco, San José?
José ante aquella chacota,
no protestó, sino dijo
mientras de modo prolijo
se sobaba la chivota:
—Aunque en mis propios mostachos
de viejo loco me apodes,
lo importante es que está Herodes
descabezando muchachos.
Él espera, con cariño,
despescuezando arrapiezos,
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