Page 56 - Sencillamente Aquiles
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sencillamente aquiles


                   Es un tigre mariposo
                   de colmillos relucientes
                   al que con mucha razón
                   hasta las tigras le temen,
                   pues le zumban los motores
                   y le ronca el clarinete.

                   El ciego, que no lo mira
                   pero que el tufo le siente,
                   se amarra los pantalones
                   y sale como un cohete.


                   —¡Señora del Coromoto
                   —grita el pobre como puede—,
                   defiéndeme de este tigre
                   que almorzar conmigo quiere!

                   Y en ese supremo instante
                   la Coromoto interviene
                   con tan buenos resultados
                   que se cambian los papeles:
                   le vuelve al ciego la vista
                   y el tigre miope se vuelve.

                   Desde entonces anda el tigre
                   con su rollo de billetes
                   rugiendo por los caminos:
                   —Agarre que er tigre tiene,
                   en tanto que Juan Azuaje
                   por los montes permanece
                    asustando a los tigritos
                   que en los mogotes se meten.

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