Page 46 - ¿Por qué se ha reducido el territorio venezolano?
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¿Por qué se ha reducido el territorio venezolano?                                            Earle Herrera



            oportunidad, desde que resultaron electos, hablaron acerca de un                    En Colombia y Venezuela existen presiones, que todos
            pronto acuerdo. Ambos vieron transcurrir su período constitu-                       conocemos, para que ninguno de los dos países haga la
            cional respectivo haciendo la misma promesa. Se habló, incluso,                     menor concesión. En Bogotá, lo mismo que en Caracas,
            de presiones que impidieron llegar a un acuerdo, pero, a falta de                   la tesis de no otorgar ‘ni un milímetro’ tiene apasionados
            fuentes serias, todo eso quedó en el campo de las especulaciones                    partidarios. Y esos partidarios no son precisamente los
            y las conjeturas, aunque cierta prensa le prestó oídos a las mismas                 obreros de los dos países, los intelectuales más despren-
            y, lo que es más, le ofreció tinta y papel.                                         didos o los campesinos carcomidos a ambas orillas de la
                                                                                                frontera por las plagas de la miseria o la incultura. Quie-
            Una guerra para que mueran Juan Bimba y José Dolores                                nes presionan hoy gozan de influencias decisivas en el
            Pero si hay quienes torpedean toda posibilidad de entendimiento,                    aparato del Estado o están vinculados a poderosos inte-
            también en los dos países existen personas que deploran hasta                       reses. En esas condiciones resulta casi imposible llegar a
            la insinuación de una guerra entre Venezuela y Colombia. En di-                     una concordancia. Solo las armas brindarían la solución
            ciembre de 1975, el púgil colombo-venezolano Antonio Cervantes                      tras el holocausto de muerte entre pueblos que siempre
            (Kid Pambelé) declaraba a la prensa, con toda la sencillez de una                   pagan la factura histórica de sus dirigentes. Porque nin-
            hombre de pueblo, que el mejor regalo navideño que se le podía                      guno de los que atizan la guerra aquí o en Bogotá irá a
            hacer era que se llegara a un acuerdo sobre el diferendo entre los                  morir en las trincheras. Ese papel le toca a Juan Bimba,
            dos países, en los cuales ha repartido su vida este campeón mun-                    en Venezuela, o a José Dolores, en Colombia. 25
            dial de boxeo.
               Asimismo, los escritores Gabriel García Márquez, de Colombia,                Puntos para un acuerdo
            y Miguel Otero Silva, de Venezuela, han concertado un pacto, «cuya              Empezando el año de 1976, trascendió a la opinión pública que los
            única clausula –dice Otero Silva– nos obliga, en la circunstancia in-           gobiernos de Alfonso López Michelsen y Carlos Andrés Pérez es-
            verosímil de una guerra entre nuestros dos países, a echarse él a las           tudiaban una nueva alternativa para delimitar las áreas marinas y
            calles de Bogotá gritando ¡Viva Venezuela!, al mismo tiempo que yo              submarinas del Golfo de Venezuela. Aunque el problema ha sido
            me echo a las calles de Caracas gritando ¡Viva Colombia!».  24                  tratado con suma reserva por la Cancillería venezolana, este se ha
               Pero una cosa sienten y piensan los deportistas, poetas y es-                conocido parcialmente a través de voceros partidistas y debido
            critores, y otra las transnacionales y «los aventureros del petró-              a las reuniones que con los mismos ha sostenido el presidente
            leo», que en una supuesta contienda armada nada tienen que                      Pérez. Sobre los puntos del referido acuerdo conversamos con el
            perder, sino todo lo contrario. Sobre este punto, Domingo Al-                   doctor Demetrio Boersner, profesor universitario, internaciona-
            berto Rangel expresó lo siguiente:                                              lista y destacado comentarista de asuntos internacionales.
                                                                                               —Se dice –empieza señalando Boersner– que es realmente un
                                                                                            acuerdo, por el cual Colombia está dispuesta a reconocer la sobe-


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