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¿Por qué se ha reducido el territorio venezolano?   Earle Herrera



 oportunidad, desde que resultaron electos, hablaron acerca de un   En Colombia y Venezuela existen presiones, que todos
 pronto acuerdo. Ambos vieron transcurrir su período constitu-  conocemos, para que ninguno de los dos países haga la
 cional respectivo haciendo la misma promesa. Se habló, incluso,   menor concesión. En Bogotá, lo mismo que en Caracas,
 de presiones que impidieron llegar a un acuerdo, pero, a falta de   la tesis de no otorgar ‘ni un milímetro’ tiene apasionados
 fuentes serias, todo eso quedó en el campo de las especulaciones   partidarios. Y esos partidarios no son precisamente los
 y las conjeturas, aunque cierta prensa le prestó oídos a las mismas   obreros de los dos países, los intelectuales más despren-
 y, lo que es más, le ofreció tinta y papel.  didos o los campesinos carcomidos a ambas orillas de la
                 frontera por las plagas de la miseria o la incultura. Quie-
 Una guerra para que mueran Juan Bimba y José Dolores  nes presionan hoy gozan de influencias decisivas en el
 Pero si hay quienes torpedean toda posibilidad de entendimiento,   aparato del Estado o están vinculados a poderosos inte-
 también en los dos países existen personas que deploran hasta   reses. En esas condiciones resulta casi imposible llegar a
 la insinuación de una guerra entre Venezuela y Colombia. En di-  una concordancia. Solo las armas brindarían la solución
 ciembre de 1975, el púgil colombo-venezolano Antonio Cervantes   tras el holocausto de muerte entre pueblos que siempre
 (Kid Pambelé) declaraba a la prensa, con toda la sencillez de una   pagan la factura histórica de sus dirigentes. Porque nin-
 hombre de pueblo, que el mejor regalo navideño que se le podía   guno de los que atizan la guerra aquí o en Bogotá irá a
 hacer era que se llegara a un acuerdo sobre el diferendo entre los   morir en las trincheras. Ese papel le toca a Juan Bimba,
 dos países, en los cuales ha repartido su vida este campeón mun-  en Venezuela, o a José Dolores, en Colombia. 25
 dial de boxeo.
 Asimismo, los escritores Gabriel García Márquez, de Colombia,   Puntos para un acuerdo
 y Miguel Otero Silva, de Venezuela, han concertado un pacto, «cuya   Empezando el año de 1976, trascendió a la opinión pública que los
 única clausula –dice Otero Silva– nos obliga, en la circunstancia in-  gobiernos de Alfonso López Michelsen y Carlos Andrés Pérez es-
 verosímil de una guerra entre nuestros dos países, a echarse él a las   tudiaban una nueva alternativa para delimitar las áreas marinas y
 calles de Bogotá gritando ¡Viva Venezuela!, al mismo tiempo que yo   submarinas del Golfo de Venezuela. Aunque el problema ha sido
 me echo a las calles de Caracas gritando ¡Viva Colombia!».  24  tratado con suma reserva por la Cancillería venezolana, este se ha
 Pero una cosa sienten y piensan los deportistas, poetas y es-  conocido parcialmente a través de voceros partidistas y debido
 critores, y otra las transnacionales y «los aventureros del petró-  a las reuniones que con los mismos ha sostenido el presidente
 leo», que en una supuesta contienda armada nada tienen que   Pérez. Sobre los puntos del referido acuerdo conversamos con el
 perder, sino todo lo contrario. Sobre este punto, Domingo Al-  doctor Demetrio Boersner, profesor universitario, internaciona-
 berto Rangel expresó lo siguiente:   lista y destacado comentarista de asuntos internacionales.
               —Se dice –empieza señalando Boersner– que es realmente un
            acuerdo, por el cual Colombia está dispuesta a reconocer la sobe-


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