Page 68 - Lectura Común
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La lectura común Por el ojo de la letra
reescritura, mas nunca para deformar sus facciones y sus oficios
sino para que cobren mayor relieve. Se diría que el entrevistador
ahondara en sus secretos, en el trasfondo de sus destinos. He aquí
a Inés Montiel, la indígena wayúu, que no sabe a qué edad conoció
la lluvia. “La lluvia es para otras partes en donde no haya tanto
azul”, afirma. Y está Jota Jota Mustiola, el artista pintor, quien se
califica como “el mejor pintor de la bolita del mundo”. En uno de
sus últimos cuadros Los santos conspiran contra la gloria, José
Rafael olvidó su apellido. “Tiene años —leemos— esperando un
paisaje nuevo frente al volante de su autobús”. Luis Mariano Rivera
es un recuerdo en su jardín de Cachunchú florido, pero parece
que estuviese de vuelta de la eternidad porque alguien canturrea
“buenos días cerecita”. A ratos no sabemos por dónde andamos.
Alguien tiene nombre de Florinda o de Jesusa, según las conve-
niencias del amor. “¿Cómo se llamaba antes este pueblo?” Y ella
responde: “Nadie lo ha contado con lujos de detalles” “¿Y no ama-
nece nunca?” “No, porque tampoco nunca atardece”. El albañil de [ 67 ]
Barrio Obrero maracucho es Bernardo Bracho, animador de las
francachelas de San Benito. “Los ferris —dijo (después de hablar
de frascos de misterios, de temblores de amanecidos)— rodaban
desde Palmarejo como tocadiscos ambulantes por el Lago”. Más
lejos, más a ras de tierra, se asoma delante del horizonte apureño
la maestra Eglé Montero. Nos acompaña Carmelo Aracas entre
los demás pasajeros del libro y el santo nazareno de Achaguas en
el fervor del pecho. Un isleño se asoma de pronto en otra crónica.
Está aquí en Venezuela —nos avisa— desde que “el siglo veinte
se partía por la mitad mientras nosotros nos desmoronábamos”.
Trata de organizar un diario. “Perdone usted —acepta que lo
interrumpan—, pero, ¿qué escribió en la última página?”. “Hasta
luego”, contestó el isleño de La Palma. Clorinda, ella, es de Mar-
garita, del Valle del Espíritu Santo. “Usted espere —advierte— a
que sean las seis de la tarde, que es cuando el yeso de la Virgen del
Valle se hace verbo”. Del petróleo es José de Jesús, del petróleo de
la Shell. Cuando el hueco de la perforación escupió óleo negro, “la
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