Page 67 - Lectura Común
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Luis Alberto Crespo
               someter los sentidos a la constatación de lo viviente y lo que es, no
               lo que significa ni lo que se entraña en nosotros.
                  Lo que vengo diciendo me permite situar a Guillermo de
               León Calles entre los raros de la poesía del sentimiento junto con
               Ramón Palomares, el de Paisano y el de Adiós a Escuque. La ter-
               nura, la vieja ternura, halla en ellos voz y escritura, conducta y
               labor. El falconiano, de lastimados ojos, observa por dentro lo que
               afuera canta y se calla, perfuma y alienta con la misma nitidez que
               le presta a la distancia de lo vivido convirtiéndolo en crónica, en
               testimonio, en evocación. Si creemos con Umberto Eco que “todo
               regresa antológicamente a su lugar”, la obra de Guillermo de León
               Calles no hace sino confirmar dicha sentencia. Las muchas voces
               que lo visitan y conviven con la suya constituyen la materia de
               su poesía. Quien habla y dice y cede a la escritura (una escritura
               de los sentidos que es casi respiración y pálpito) la sustancia más
               depurada de su núcleo vital, lo hace como dejándose guiar por el
             [ 66 ]  encanto que su ardimiento desata. Las palabras que a través del
               poema exteriorizan todo cuanto alimenta y nutre al espíritu nos
               llegan como una suerte de sortilegio en el que reencontramos
               instantes de un tiempo de vivencias que creíamos para siempre
               soterrado o ya yermo. El poeta nos anima a recuperar un paraíso,
               el paraíso de los asombros primordiales, aquellos en que se cria-
               ron nuestros mitos de infancia, los dioses de blusa y sombrero, las
               abuelas pitonisas, los muertos sin sepulturas, las muchachas con
               alas y los animales parlantes que eran menos ellos que metáforas
               de la fantasía y una naturaleza del primer día de la creación.
                  Pero del mismo modo como la poesía de este gran falconiano
               nos conmueve por lo que antes anotara, con pareja intensidad nos
               subyuga la prosa periodística de su libro, Con letra de imprenta,
               editado no ha mucho en Punto Fijo por su autor. En sus páginas
               conviven gente y lugares que guardan hartas semejanzas con la
               visión del mundo de Guillermo de León Calles quien nos invita
               a transitar por pueblos y caminos de su región natal y más allá.
               A veces, sus identidades y sus confidencias conviértense en






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