Page 422 - Lectura Común
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La lectura común                                Escrito sobre el aire
              agresiones locales y foráneas que terminan por mostrarlas irreco-
              nocibles. Repugna al profesor el miriñaque a que se ha reducido
              buena parte del imaginario colectivo en la representación de las
              tradiciones así entendidas.
                  Tal vez el espíritu mismo de este libro lo encontremos en el
              recuento de las principales tradiciones de Altagracia de Orituco
              en las que todavía se observan rasgos genuinos de su saber colec-
              tivo y de su identidad. Distínguense entre ellas las de Los Dia-
              blos Danzantes de Orituco, La Parranda de Negros de Plaza, Los
              Tambores de Orituco, los casi extinguidos Carriceros. Sabemos,
              además, del contenido teatral, dancístico y musical de estos ritua-
              les y festejos y nos dolemos de aquellas costumbres que como la
              propagación de las leyendas han desaparecido de la Laonemia de
              Orituco, entre ellas la Leyenda de Cara, de ascendencia caribe,
              la del Caldero del Diablo y la del Guanapito. “Ya no se relatan
              —le oímos escribir— leyendas ni indígenas ni europeas, (…) han
              desaparecido —agrega— al dejar de ser o servir como material   [ 421 ]
              didáctico para la formación de los niños, como fue entre nuestros
              guaiqueríes que las transmitieron oralmente o como los curas
              doctrineros que se las hacían relatar para escribirlas y con fre-
              cuencia comentaban.
                  Mucho y más que lo que hemos pergeñado en estas líneas
              hállanse en este libro, testimonio amoroso a una región y salva-
              guarda de una cultura que hoy adviene una cultura de resistencia
              frente a la que día a día mina su legitimidad: la del mercado y la
              comercialización masiva.
                  Salud, profesor Reyes. Con la publicación de su Laonemia
              dejará ya de preguntarse el verso de la  Marisela de Oswaldo
              Romero que oíamos cantar en la página 61: ¿Yo no sé por qué
              Altagracia/tiene tanta soledad?













       Lectura comun heterodox   421                                   13/4/10   12:36:27
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