Page 159 - Lectura Común
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Luis Alberto Crespo

               se ocultan los espíritus. ¿Sería su abuelo o su padre un püddai, un
               chamán? Tal vez en su niñez y juventud anduvo por los farallones
               de Chimire, sobre los que se cierne el gavilán tejé y gime en el bajo
               monte la coítora de ala de ceniza. ¿Aprendería a mirar el alma que
               viaja lejos, delante de nosotros, como segura el viejo poeta persa
               Rumi? ¿Tendría amistad con Mavaare, el dueño de los cerros? No
               lo sé, nunca se lo he preguntado. Allá, entre los suyos, durante las
               celebraciones rituales, habrá de vestir un vestido pintado de flores,
               abrazada a las muchachas y las mujeres sobre un círculo blanco e
               inencontrable.
                  Tierra mansa de algodonales y sembradíos que mortifican la cas-
               cabel y la mapanare; tierra sagrada y sola que ennegrece el pantano
               del petróleo; tierra de la hierba más áspera y del chaparro de hoja de
               lija, avasallada desde hace muchas desdichas por el latifundista y el
               empresario de los emporios comerciales; tierra de los kariñas que se
             [ 158 ] asoman a las carreteras a ofrecer su cestería y los granos del merey.
                  De allá es oriunda mi amiga de cuerpo breve y mirada quieta, de
               allá me llega el murmullo de sus palabras las veces que visita la Casa
               Nacional de las Letras Andrés Bello a hablarme de su pueblo. Es
               maestra de escuela y propagadora de sus necesidades y dolencias. Yo
               amo su fervor por salvaguardar y promover su cultura. La imagino
               curvada sobre los niños de su aldea y de los vecindarios impartiendo
               la educación bilingüe y enrumbando hacia las lejanías en busca de
               las leyendas, los mitos y la épica de los descendientes de aquellos
               hombres guerreros que cierta historia ligera y hasta xenófoba tilda
               de caníbales y vendedores de seres humanos.
                  Poeta, dejó en mis manos unos papeles escritos. Me di a leerlos
               y escuché su voz, sencilla, una voz verdadera, con la que invocaba
               a su paisaje y a su ser múltiple, real y oculto. Eran los tiempos del
               Festival Mundial de Poesía y la invité a que dijera en su lengua sus
               poemas, que después serían reunidos en un libro publicado por el
               sello editorial El Perro y la Rana del Ministerio del Poder Popular
               para la Cultura.







       Lectura comun heterodox   158                                   13/4/10   12:35:37
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