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Mariátegui: política revolucionaria. Contribución a la crítica socialista
agradecer— no ha podido pasar sin protesta de mi distinguido amigo
don Alberto Ostria Gutiérrez, Ministro de Bolivia. Mis opiniones, sobre
la cuestión boliviano-paraguaya, en general, no se avienen sin duda con
los términos diplomáticos de los comunicados oficiales de Bolivia ni del
Paraguay: me sitúo, ante éste, como ante cualquier otro acontecimiento
internacional, en un terreno de interpretación, no de crónica. Indago,
quizá con alguna audacia, por razones de temperamento y de doctrina,
lo sustancial, diversa y opuestamente a la diplomacia que tiene que
contentarse con lo formal. Me es imposible, por tanto, discutir con el Sr.
Ostria Gutiérrez, insistiendo en mis apreciaciones. El Sr. Ostria Gutié-
rrez, concede, en riguroso acuerdo con sus deberes de diplomático, todo
su valor oficial, a convenciones que mi juicio, libre de toda traba, rebasa
totalmente. Así, para el señor Ostria Gutiérrez, el gobierno del señor Siles
no es un gobierno de facción porque reposa en dos partidos; pero para
mí, estos dos partidos, uno de los cuales se ha formado precisamente
al calor de este gobierno y tiene, por tanto, una discuti ble identidad, no
son sino una facción de la burguesía boliviana. Sabemos demasiado el
Sin pretender discutir los términos del comentario que, acerca del reciente
conflicto boliviano-paraguayo, publica Ud., en el último número de la revista
Variedades y que me merece el más alto respeto por venir de Ud., me permito
en honor a la verdad, expresarle lo siguiente:
1º—Que la situación del gobierno del doctor Siles no ha jugado ningún rol
en dicho conflicto, motivado solamente por el sorpresivo ataque al Fortín
“Vanguardia”, que ha sublevado muy justificadamente el sentimiento patriótico
de todos los bolivianos.
2º—Que el gobierno del doctor Siles no es un gobierno de facción, pues con él
colaboran dos partidos de opinión, el Nacionalista y el Republicano, además de
varios eminentes hombres públicos de los otros partidos políticos.
3º—Que si bien en Bolivia como en todas partes del mundo el ejército contri-
buye a la estabilidad del gobierno, cumpliendo así uno de sus fines, que es el
mantenimiento del orden público, el señor Sales, no “se ha asido —como Ud.
por error afirma— a la oportunidad para constituir un gabinete de concentra-
ción” (cosa que pudo haber hecho a su voluntad y en cualquier momento) sino
que, dando evidente prueba del más elevado patriotismo, ha realizado lo que el
renunciamiento a los intereses de la política interna aconsejaba realizar en una
hora de prueba: la unificación nacional, para afrontar, con el concurso de todos,
el peligro de la guerra. En esta virtud, la formación del gabinete de concentra-
ción no ha obedecido, pues, al deseo de atraer a los partidos de oposición, sino
al deber de defender el país contra la agresión extranjera.
Rogándole hacer públicas estas aclaraciones y agradeciéndole anticipadamente,
me repito su atento y seguro servidor.
Alberto Ostria Gutiérrez,
Ministro de Bolivia.
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